El Atlético cierra a lo grande la "era Antic"
Los rojiblancos golean al Barça y entran en la zona de equipos clasificados para la UEFA
La era Antic terminó a lo grande, con goles y entusiasmo, con un fútbol que recordó la mejor época del Atlético, cuando el vértigo presidía su juego y los goles llegaban en oleadas. Con la misma determinación de entonces -aquella temporada inolvidable con los títulos de Liga y Copa-, el Atlético barrió al Barça en un partido que abundó en la mística que mantiene este duelo en los últimos años: goles a porrillo, alboroto y entusiasmo. Partidos descontrolados, imperfectos en muchos sentidos, que provocan lecturas más apasionadas que analíticas.Con el tiempo, Antic figurará en el santoral del Atlético, cualquiera que sea la interpretación que merezcan sus dos últimas temporadas. Hombre perfeccionista, apasionado por el fútbol, con un ego descomunal, Antic ha tenido la virtud de convertir al Atlético en un equipo ambicioso, desprovisto del carácter victimista que tanto daño le ha hecho históricamente. Con todas sus equivocaciones, y la primera es el pobre trabajo que efectuó en la relación con sus jugadores tras la temporada triunfal, Antic deja huella en un club donde todos los entrenadores pasaban de puntillas, sometidos a los rigores de Gil. La hinchada ha entendido la trascendencia de Antic y le tributó su homenaje en un partido épico, a la manera de tantos Atlético-Barça.
Atlético de Madrid: Molina; Aguilera (Toni, m
78), Geli, Andrei, Ramón; Caminero, Bejbl (Vizcaíno, m. 76), Juninho, Lardín; Paunovic (Pantic, m. 75) y Vieri.Barcelona: Vítor Baía; Couto, Nadal, Roger; Ferrer, Amor, Celades (Iván de la Peña, m. 62), Sergi; Luis Enrique, Rivaldo (Giovanni, m. 70) y Pizzi (Anderson, m. 62). Goles: 0-1. M. 10. Rivaldo sorprende a Molina con un disparo desde medio campo. 1-1. M. 18. Vítor Baía rechaza con los pies un tiro libre y Paunovic marca. 2-1. M. 25. Couto introduce el balón en su portería en una mala cesión. 3-1. M. 61. Celades pierde el balón, Juninho progresa y su pase es rematado por Vieri. 4-1. M. 73. Magnífica vaselina de Caminero. 4-2. M. 85. De la Peña cruza el balón tras un pase de Luis Enrique. 5-2. M. 86. Vieri cabecea un centro de Caminero. Árbitro: Díaz Vega. Amonestó a Lardín, Ramón, Roger, Nadal y Couto. Unos 50.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.
El Atlético ganó desde la actitud. Entró en el partido con un entusiasmo desbordante, procurado por el carácter emotivo de la jornada y por el estado de necesidad. Había posibilidades de conseguir un puesto UEFA y había que explotarlas. Como los resultados en otros partidos ayudaban, la ceremonia para una gran tarde rojiblanca estaba preparada. Sin embargo, el encuentro comenzó con una exhibición del Barça, exhibición que duró exactamente diez minutos, el tiempo que se tomó el equipo azulgrana para marcar el primer gol. Maravilloso, por cierto.
Rivaldo le metió un globo perfecto a Molina desde el medio campo. Lo hizo inesperadamente, con un recorrido cortísimo de su pierna izquierda, pero con una mezcla perfecta de precisión y poderío. Pero el prestigio de Molina como gran portero quedó indemne a lo largo del partido. Todo lo que hizo fue meritorio, por conceptos y personalidad. Lo contrario que Baía, que fue un desastre.
Los dos primeros tantos del Atlético, en los que Baía fue decisivo, se produjeron en la avalancha que siguió al gol de Rivaldo. El Barça dimitió ante el exagerado entusiasmo del equipo de Antic y comenzó a permitir ocasiones. Fue un ametrallamiento que inevitablemente debía concretarse en el marcador. El Atlético marcó sus dos goles en ocho minutos y luego se encargó de meter marcha al partido, como en los viejos tiempos: fútbol vertical, apenas elaborado, rapidísimo y atento. Hasta la defensa funcionó. Después de las graves deficiencias observadas durante la temporada, resultó sorprendente comprobar la solvencia del sistema defensivo, a pesar de la situación de emergencia, con Geli de central y Ramón de lateral.
Sobre el ataque ha habido menos dudas. El Atlético es el máximo goleador del campeonato, y eso quiero decir algo. Quiere decir fundamentalmente que ha habido un desequilibrio mal resuelto. El medio campo ha sido demasiado permeable, y ahí cabe hacerle algún reproche a Antic. Por ejemplo, Simeone nunca debió abandonar el equipo. Pero frente al Barca no hubo reproches posibles. Vieri estuvo en Vieri -activo e indesmayable-; Juninho ganó en presencia a medida que avanzó el encuentro ; Caminero fue Caminero en los detalles (su gol, el cuarto del Atlético, rivalizó en hermosura con el de Rivaldo), y en general todos alcanzaron un buen nivel.
En el Barça nadie estuvo a la altura de su reputación. A sus jugadores les pareció que el partido era intrascendente y así es difícil enfrentarse a un equipo que actuó con un aire talibán. En cuanto hubo pierna, los futbolistas del Barça se quitaron del medio y cedieron los trastos al Atlético, que venció por convicción, entusiasmo y juego: el fútbol que predicó Antic en los mejores tiempos del equipo rojiblanco. Así acabó uno de los periodos más interesantes en la historia del Atlético.
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