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«Equipito, equipito»

Críticas feroces contra Brasil tras su derrota en Maracaná ante Argentina

Cien mil gargantas despidieron a la todopoderosa Brasil al grito de «equipito, equipito». El público de Maracaná no supo ni quiso disimular su enfado por la frustante derrota de su selección ante Argentina en el amistoso jugado en la madrugada del miércoles al jueves en Río de Janeiro, último del combinado anfitrión en su casa antes de la disputa de la Copa del Mundo. Una vez más, el favoritismo brasileño cara al Mundial quedó en entredicho. La selección de Zagallo volvió a mostrarse desorganizada e impotente para desarmar una defensa bien montada. Argentina, con un planteamiento conservador, impecable desde el punto de vista táctico, desnudó con insultante facilidad al combinado amarillo. Un gol a cinco minutos del final de Piojo López recompensó el mejor hacer argentino, que dominó en todos los aspectos del juego. Brasil enseñó una alineación de lujo, con Ronaldo, Romario, Roberto Carlos, Denilson..., pero fue un juguete en manos del oficio rival.La prensa local no tuvo piedad con su selección ni con su técnico. «Despierta, Zagallo», titula el Jornal dos Sports, que añade: «A poco más de un mes del comienzo del Mundial, la selección demostró que está muy lejos del punto ideal para la conquista de su quinto título». «Vergüenza en el Maracaná lleno», dice Lance. O Globo se rinde ante la solidez táctica del equipo de Passarella y critica la imagen de Zagallo en su último partido de preparación premundial: «Despedida digna de un equipito». En Jogo Extra se reprocha que Brasil «mostró todas sus deficiencias» y cuestiona el estado de forma de algunos jugadores de cara a la importante competición que se aproxima. Jornal do Brasil califica el gol de Claudio López de «justo castigo al mal juego brasileño y a su fragilidad defensiva».

Los comentarios de los aficionados no son más suaves. Sus protestas contra el entrenador y algunos jugadores son continuas y su reacción durante el partido al gol de López fue de lo más ilustrativa. Desde el tanto del ariete del Valencia, los seguidores brasileños trataron de humillar a su equipo coreando con olés cada toque de balón de los argentinos.

Lo cierto es que a su manera, con un espíritu muy competitivo y un esquema muy sólido, Argentina ridiculizó a Brasil. En todas las líneas. Por atrás, los centrales Sensini y Ayala se comportaron con una autoridad insultante y ni se despeinaron para inutilizar a Ronaldo y compañía. Por el medio, Simeone estuvo pletórico y Ortega, divino. Y arriba, Batistuta y Piojo López fueron un permanente quebradero de cabeza para la insegura defensa brasileña.

«Es un día para olvidar», se limitó a comentar Mario Zagallo, quien se escudó en la falta de ritmo de alguna de sus figuras y en el corte excesivamente defensivo del grupo argentino para justificar tan dolorosa derrota. Zagallo sigue confiado ante el Mundial y sólo teme por la salud de su equipo en lo que las críticas de la prensa y la afición le puedan afectar.

En la acera contraria, en cambio, se ha disparado la euforia. Tanto que Daniel Passarella, el seleccionador argentino, tuvo que alertar de la necesidad de «mantener los pies sobre la tierra». Con todo, el preparador respiró. Este triunfo obliga a sus detractores a rebajar las críticas y a sus jugadores a confiar a ciegas en un modelo de trabajo habitualmente discutido.

En la prensa argentina esta vez no se leyó ningún reproche a la labor de su técnico, permanentemente atacado durante los dos últimos años. Todos los diarios coincidieron en tildar de «histórico» el triunfo de su selección, que hacía 41 años que no ganaba en Maracaná. Aun así, Clarín reconoce que el partido «tuvo más tensión que fútbol, más tradición que vuelo propio». La Nación señala que Argentina cerró su gira premundialista de la mejor manera posible, «con un maracanazo». Olé admitió que su selección «no lució», pero ensalzó «su personalidad».

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