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Tanda de récords

Los inversores procedieron ayer a comprar acciones con el mismo ímpetu con que 24 horas antes las vendían, y el resultado no podía ser otro que dar lugar a la mayor subida del ejercicio como respuesta inmediata a la mayor caída. Comportamiento tan volátil parece inscribirse en el terreno de las corazonadas, pero los más de 180.000 millones de pesetas negociados establecen una diferencia sustancial con el bingo más cercano.

Detrás de estos movimientos están los mismos argumentos que han hecho subir a Bolsa en los últimos meses, pero con la salvedad de que ahora muchos inversores se sienten más cerca de la meta. El dinero abunda en el sistema y la Bolsa es, hoy por hoy, el mejor instrumento para canalizarlo. Por eso, cualquier ventaja comparativa —y la caída de las cotizaciones del pasado lunes podía ser una— debe aprovecharse inmediatamente, sobre todo cuando se ha comprobado que las razones de aquella caída eran infundadas.

La reacción en el mercado español estuvo capitaneada por los principales valores del Ibex 35, de los que los 10 más activos negociaron el 80% del total del mercado continuo. Esta concentración del negocio está directamente relacionada con el arbitraje con el mercado de futuros, un juego tan cotidiano que ya nadie concibe el mercado de contado, la Bolsa, sin el empuje de los productos derivados.

La jornada fue animándose paulatinamente hasta que la apertura de Nueva York, con una subida de 88 puntos, convenció a los participantes de que el proceso vendedor había acabado. En los últimos 90 minutos de la sesión no mejoró el ritmo del negocio, pero el papel se retiró totalmente y fueron los compradores los que tuvieron que tomar la iniciativa.

Al final, se anuló el efecto de la bajada del lunes y el mercado queda en observación hasta comprobar si esta capacidad de reacción se mantiene durante más días, al menos en tanto se conocen las decisiones que la UE debe adoptar en un futuro próximo.

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