Nuevo ataque al maratón español
Pinto acusa a Antón de usar EPO
El próximo domingo puede ser otro gran día para el maratón español. Abel Antón podría incluso atacar el récord del mundo en la prestigiosa prueba de Londres. Sin embargo, desde ayer mismo, algo vuelve a oler a podrido en el entorno. El soriano, nada más llegar a la capital británica, se encontró con unas desagradables acusaciones del portugués Antonio Pinto, su teórico gran rival en la carrera -junto al surafricano y campeón olímpico Thugwane, que le ganó en Fukuoka- Pinto, que con su gran forma podría aplicarse el cuento, reabrió las acusaciones de 1997 sobre la utilización por parte de los maratonianos españoles de la EPO -eritropoyetina-, la sustancia que oxigena la sangre y permite a los deportistas, un mayor rendimiento. "Tengo muchas sospechas de los métodos de Antón", dijo. "Ha progresado demasiado rápidamente". Miguel Ángel Mostaza, el representante de Antón, tuvo que montar una conferencia de prensa inmediata para contestar las acusaciones y negar que Antón tome EPO.
Los argumentos son tan claros como que Antón fue de los primeros atletas en pasar un control de sangre hace cinco años, en los Bislet Games de Oslo, cuando aún corría fondo. Y que tanto él como los restantes maratonianos españoles llevan compitiendo, y ganando medallas en las más importantes competiciones sin que nunca hayan tenido un control positivo. Por sospechar se puede sospechar de todo el mundo -incluido Pinto, y quizá hasta más de él-, pero la explosión maratoniana española en los dos últimos años parece una consecuencia normal de un trabajo muy concienzudo, que ha dado sus frutos. Los africanos del norte ya existían y simplemente se han reconvertido a la distancia legendaria donde se gana mucho dinero. Antes, no.
Pinto sí se ha apuntado a las teorías del maratoniano Pablo Sierra, suspendido seis meses por la Federación Española tras haber acusado, sin pruebas, de usar EPO a sus compañeros. Y sigue con lo publicado por el periódico francés L'Equipe después de los Mundiales de Atenas, sorprendido por los éxitos españoles. Sin pruebas, también. Con las de Sierra y una metedura de pata de un técnico español
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