La novela de la hija de Mitterrand
Mazarine saca provecho de su popularidad para publicar un primer libro a los 23 años
Mazarine Pingeot, hija de la conservadora del Museo d'Orsay Anne Pingeot y del fallecido presidente de la República Francesa François Mitterrand, ha descubierto su vocación escritora y su afición por la notoriedad al cumplir los 23 años. La niña secreta de Dieu (Dios, apodo referido a Mitterrand), cuya existencia se hizo pública en una cena oficial celebrada en el Elíseo en honor del emperador de Japón, no da abasto estos días promocionando su primera obra literaria.Pese a su juventud, la "hija oculta" de Mitterrand se maneja con desparpajo en el doble juego de denunciar el acoso de la prensa y de prestarse con desenvoltura a reportajes y entrevistas. Su primera obra, que ha bautizado con el poco misterioso título de Primera novela, no ha despertado el entusiasmo de los críticos, y de ahí quizá se deriva que las preguntas hayan ido orientadas sobre todo a indagar en su relación con el desaparecido presidente.
"Estoy orgullosa de mi papá, y espero que él también estuviera orgulloso de mí", ha dicho. Aunque estas palabras suscitan algunas reservas en el plano literario, es posible que el monarca republicano estuviese hoy satisfecho de que un descendiente suyo haya escogido el camino de las letras. El mismo, que gustaba de rodearse de una corte de literatos, siempre subrayó que su vocación frustrada era la de escritor. Sus dos hijos varones se zambulleron de lleno en la política y los negocios, y no puede decirse que vean en la literatura una vocación frustrada.
Mazarine, cuya existencia fue ocultada, "por razones de seguridad", hasta un año antes del fallecimiento de François Mitterrand, en enero de 1996, guarda un evidente parecido físico con su padre y también una cierta capacidad para prever los acontecimientos. A las críticas que le reprochan servirse de sus orígenes para disponer de una promoción literaria de la que carecen los debutantes, ella responde seriamente que "todo eso se acabará cuando haya publicado el quinto libro".
"El reto para mí", agrega, "consistía en empezar lo antes posible para reapropiarme de mi nombre, de mi apellido, de mi imagen y de mi vida. Cuando se es muy conocido, es mejor serlo por lo que se hace y no por lo que no se hace".
Bonita y vivaz, la hija deMitterrand se mueve con determinación por la vida. "sí, sopesé la posibilidad de adoptar un seudónimo, pero renuncié a esa idea", señala. "Yo no busco crearme una imagen, sino encontrar la mía; estoy comenzando mi propia vida", sostiene.
La protagonista de Primera novela es una chica muy completa que tiene la misma edad de Mazarine y que, según la nueva escritora, "es más bien frívola, sensual e intelectual a la vez; gusta del trabajo y de la soledad, pero también de las fiestas y los grandes vinos". La niña a la que Mitterrand mimó en sus últimos años, a la que protegió como al mayor tesoro de su vida, dice ahora: "Para mí, escribir es la manera más hermosa de existir, de justificar la propia existencia". "Dice que prefiere Stendhal a Flaubert, porque el segundo le parece "demasiado perfecto".
Salvo para la extrema derecha, que no perdía ocasión de hacer de ella motivo de escándalo, la existencia de Mazarine fue silenciada respetuosamente por casi todos los medios de comunicación, sabedores de la angustia y los temores de François Mitterrand.
Ella proclama haber sido acosada. por los medios, haberse sentido violada, ante la incredulidad de todos aquellos que recuerdan el despliegue fotográfico del 3 de noviembre de 1994 con que Paris Match comunicó su existencia.
Nueve meses más tarde, esta revista volvió a la carga con un reportaje fotográfico en el que Mazarine y su amigo Alí aparecían en el Pont Neuf de París. Como prueba de que las fotos no habían sido robadas, el semanario incluyó en el reportaje una imagen captada por un segundo equipo que mostraba a la pareja posando ante las cámaras.
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