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FÚTBOL SEMIFINALES DE LA COPA DE LA UEFA

El peor panorama posible

El Lazio saca ventaja de su estricto ejercicio profesional frente a un voluntarista Atlético

Santiago Segurola

, Mal panorama para el Atlético, que recibió las peores noticias posibles: perdió en su campo, lo hizo frente a un equipo italiano y no podrá disponer de sus centrales titulares en el partido de vuelta. A su abnegada actuación le faltó peso futbolístico. Fue hermoso su ejercicio de voluntad, pero su juego tuvo carencias muy visibles. Todo quedó pendiente de Vieri, que volvió a mostrarse extraordinariamente activo, remate aquí, remate allá, solo frente al Lazio.Cuando el partido perdió su contenido apasionado y entró en aspectos tácticos, el Lazio fulminó al Atlético con una jugada prevista en su repertorio, la incorporación de uno de sus centrocampistas a una jugada perfectamente trabajada por Boksic. Se incorpó Jugovic, que no es poca cosa, y su estacazo superó a Molina. Antes del tanto italiano, el Atlético fue todo corazón, empeñado en sorprender al Lazio con un juego alborotado, en la confianza de generar el caos suficiente para sacar del partido a su rival. Los equipos italianos gastan fama de tácticos, con una preferencia indiscutible por los partidos bien atados, sin sorpresas, todo en plan profesional. En general, en Italia se ganan por la atención a los pequeños detalles. El Atlético quiso provocar otra clase de duelo, uno vehemente, pero salió trasquilado.

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Un sólido sistema

Durante el primer tercio del encuentro, el Atlético aceleró su fútbol al máximo. Había demasiadas pulsaciones en su juego, pero eso figuraba en el guión. Había que ver la respuesta del Lazio, que intentó sin resultado bajar el diapasón del partido. No pudo disfrutar del balón, ni tan siquiera mantenerlo, apretado por la presión y el coraje del Atlético, porque resultaba difícil establecer la diferencia en el trabajo de recuperación. Si el asunto pasaba por disponer el balón, el Atlético tuvo bastante éxito en el arranque del encuentra. Sin embargo, sus soluciones fueron poco creativas. Se produjeron algunas incorporaciones de Aguilera por la derecha y no faltó el interés de Caminero por enganchar en el medio campo. Lo que no había era un propósito común en el juego: Bejbl y Vizcaíno -en plan doble pivote- no tenían peso alguno en el juego de ataque, Pantic vivió para tirar faltas y algún córner, Caminero no llegaba al área y Lardín dudaba entre perseguir a Fuser o enfilar a Grandoni. El más activo fue nuevamente Vieri, que protagonizó casi todas las acciones del Atlético en el área.

El peso de Vieri es tan evidente en el Atlético que termina por establecer una dependencia en su juego. Lo normal es meter un pelotazo para que Vieri se busque la vida. Junto a Kiko se encuentra más cómodo porque encuentra una referencia y un gran pasador. Frente al Lazio tuvo mucho mérito la actuación de Vieri, que encontró tiempo y lugar para enfrentarse a la defensa del equipo italiano y sacar media docena de remates. Terminó por jugar otro partido: Vieri contra el Lazio.

Aunque el Lazio se sintió incomodísimo y se vio metido en un partido poco académico, le sobró oficio para mantener la casa en orden y tirar algunos contragolpes temibles. En casi todos participó Boksic, otro delantero grandón, pero éste con un toque de cirujano. Todo lo que Vieri hace con potencia y decisión, Boksic lo resuelve con una delicadeza impensada en un futbolista con un fisico tan rotundo. Por supuesto, participó en el gol, que se produjo cuando el voluntarismo del Atlético no le conducía a ninguna parte.

Nada de lo que hizo el Lazio Fue espectacular. Funcionó con tranquilidad, no cayó nunca en el fútbol desesperado que proponía el Atlético y sacó los cuatro contragolpes de rigor en cualquier equipo italiano. Sólo en algunos momentos del segundo tiempo se dio al toque, pero eso ocurrió por la desesperación y la fatiga de varios jugadores rojiblancos. A Caminero no le llegaba el aire y a Pantic, tampoco, aunque su precisión pudo ser determinante en varios saques de falta y córner. Ahí pareció vulnerable el Lazio: en el juego aéreo. Casi todos los centros sobre el área italiana fueron rematados por los jugadores del Atlético, que se encontraron con la excelente respuesta de Marchegiani.

Con todos sus defectos -la falta de una estructura clara de juego, la excesiva dependencia con Vieri, la enorme fatiga-, el Atlético murió con todo. Siguió su juego desbocado frente a un rival que se decidió a proteger el resultado con mucho cuidado, sin entender que podía meter el diente al Atlético, todo voluntad pero absolutamente descosido. Sus centrocampistas no tuvieron peso ni frescura y todo quedó pendiente de la abnegación general y deseo de Vieri, que terminó aislado. Nadie le ayudó a comprometer a los defensas del Lazio, que se manejaron con tranquilidad. Los demás actuaron sin excesos: el típico equipo convencido de que ese 0-1 le resultaba suficiente. Muy italianos.

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