La ejecutiva socialista aplaza hasta el lunes su respaldo a la candidatura de Almunia
Los miembros de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE tendrán que pronunciarse el próximo lunes entre dos de sus dirigentes: Joaquín Almunia, secretario general, o José Borrell, vocal ejecutivo, y lo harán en favor del primero. Para la cultura tradicional del PSOE este hecho supone una convulsión, según reconocen la mayoría de los integrantes de esa dirección y el propio Almunia. Aún así, están dispuestos a ello para seguir adelante con las primarias que llevarán a los militantes el 24 de abril a elegir su cabeza de cartel para la presidencia del Gobierno.
Borrell asume como hecho que la Ejecutiva Federal se pronunciará a favor de Almunia, pero pidió que las ejecutivas regionales no se decanten ni por uno ni por otro. No consiguió arrancar esa prohibición.Los dos candidatos a ser el cartel electoral del PSOE en las próximas elecciones continúan con el guante blanco puesto. Asistentes a la reunión de la ejecutiva de ayer así lo aseguran después de observarles durante las cuatro horas que duró el encuentro del máximo órgano de dirección del PSOE. Todos correctos, pero en esta ejecutiva hubo pocas o ninguna broma.
La reunión empezó con un informe del secretario de organización, Cipriá Ciscar, sobre el comienzo del proceso de elecciones primarias en el que se van a ver involucradas las 4.800 agrupaciones socialistas y sus 366.000 militantes.
Joaquín Almunia y José Borrell resaltaron "la neutralidad" de lo que sin ningún complejo el líder socialista llama "el aparato" del partido. "He estado hablando con Pepe Borrell y compartimos los mismos criterios sobre lo que significa la neutralidad, aseguró. Quienes deben ser neutrales son los ''funcionarios del partido", que deben garantizar que los dos candidatos tengan los mismos medios materiales. Ahora bien, los dirigentes políticos y los militantes pueden y deben hacer uso de su libertad y expresar sin tapujos sus preferencias.
Este es el criterio del que los dos candidatos participan y que ayer expusieron en voz alta en la ejecutiva. Ahora bien, José Borrell hizo una "reflexión" sobre la inconveniencia de que las, ejecutivas provinciales y regionales se pronuncien a favor de uno o de otro porque pueden influir en la opinión de los militantes.
Asistentes a la reunión aseguran que Almunia calló y fue Ciscar el que no consideró aceptable ni razonable prohibir a las ejecutivas que se pronuncien. A modo de ejemplo, pero también con un fondo de contrarréplica, Ciscar recordó a Borrell que tres secretarios regionales se han pronunciado con toda claridad y los tres a favor de Borrell. ¿Qué diferencia hay entre que se pronuncie un secretario regional o la ejecutiva que dirige?'', se preguntó Ciscar sin que hubiera respuesta. El responsable de organización del PSOE apuntó directamente a los secretarios regionales de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, de Cantabria, Jaime Blanco, y de Valencia, Joan Romero. Nadie le replicó.
Parecía aquí acabado el debate cuando la valenciana Ana Noguera, perteneciente a la corriente Izquierda Socialista, mostró su opinión en contra de que el próximo lunes la ejecutiva se pronuncie a favor de uno o de otro.
Nadie le siguió en su razonamiento aunque eso no quiere decir que algunos más tengan la misma opinión, aunque no la expresen, según señaló a modo e prevención el propio Joquín Almunia.
El propio Borrell asume que puede llevarse un duro golpe el próximo lunes si, como parece, la mayoría está a favor de Almunia, pero el pronunciamiento de la Ejecutiva Federal figura en el reglamento de elecciones primarias al considerarle un órgano que puede proponer a un candidato.
''La ejecutiva tendrá que pronunciarse en presencia de dos de sus miembros que son los candidatos y, desde luego, uno de los dos no recibirá con alegría lo que diga la ejecutiva", dijo Almunia en tono de cierta gravedad, dando muestra de que un hecho de tal naturalezas casi revolucionario para la cultura y el modelo del PSOE de muchos años. "Ya no hay cultura de la uniformidad", subrayó el secretario general.
Asistentes a la reunión admiten que el gesto del presidente del PSOE, Ramón Rubial, era de extremada seriedad. Es más, Rubial pidió a un miembro de la ejecutiva que dejara de leer el periódico porque "el pasar de las páginas" estaba molestando a los demás.
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