El Athletic resuelve un crucigrama
El partido tenía miga y anunciaba salsa. El Mallorca es un equipo que deja escasas posibilidades de maniobra a su rival y el Athletic reduce en demasía sus ideas futbolísticas. La salsa excedía al terreno de juego: el exceso de recordatorios, de supuestas afrentas y padecimiento de agravios, habían cultivado una leyenda de revanchas y culpas que no agradecían en nada el sentido futbolístico del juego. Las previsiones acertaron en lo deportivo y erraron en lo meteorológico. Pnimó el interés futbolístico.El partido se equiparó entre dos equipos que querían jugar con ortodoxia pero que morían cuando el fútbol exige ese toque de calidad en los momentos finales. Larrazabal lo rompió. El gol inventaba una nueva circunstancia. El partido, que había nacido con buenos augurios, se embroncó y el balón recibió un trato peor. El final fue el vivo reflejo del encuentro. El Athletic marcó a balón parado, Urzaiz cruzó sus cables con resultado de expulsión y penalti por una agresión a Marcelino, y penalti de Rocha y expulsión en el minuto 93. Todo un ejercicio de sopresas, de soluciones, un crucigrama futbolístico de dificil resolución.
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