Suplemento infundado
Quiero pedir al taxista que en la madrugada del pasado viernes me cobró un suplemento de mil pesetas aprovechando mi despiste -confundí un billete de dos mil pesetas con uno de mil- que disfrute del dinero que me robó de forma constructiva. Quiero pedirle que no se juegue las vueltas que debió darme en las sórdidas apuestas organizadas por los taxistas del aeropuerto ni que se las gaste en excursiones nocturnas a la Casa de Campo.Quiero pedirle a ese taxista que entienda que a partir de ahora me costará un poco más identificarme con las reivindicaciones de su gremio. Porque son demasiadas anécdotas sumadas. Son demasiados taxistas que se han negado a recogerme en el aeropuerto porque mi casa pillaba demasiado cerca, son demasiados suplementos inventados, demasiadas vueltas recortadas.
Quiero pedirle a ese taxista que se quedó con mil pesetas que la próxima vez que cruce su taxi en la calle de Velázquez para cortarla durante horas en nombre de sus derechos laborales haga acto de introspección.-
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