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Entrevista:

"En el transporte público se, escucha lo que la gente quiere"

El empeño de su madre en que apuntara a un master de guión acabó por definir a Ángeles González Sinde (Madrid, 1965) como profesional de la escritura para el cine, hace de esto seis años. Claro que haber tenido un padre productor, guionista y director también tuvo mucho que ver. Guionista de series televisivas como Truhanes o La casa de los líos, ha estudiado cine en Los Ángeles durante tres años y ha trabajado con Ricardo Franco en tres guiones. La buena estrella, el primero de ellos que se ha convertido en película, obtuvo recientemente el Goya al mejor guión original.Pregunta. ¿Cómo le ha sentado el Goya?

Respuesta. No me lo esperaba. Estaba convencida de que se lo iban a dar a Secretos del corazón o Familia. Te da mucha alegría, pero, por otra parte, también impone un poco. Los primeros días estaba un poco sobrecogida por la responsabilidad.

P. ¿Le ha dado confianza el premio?

R. Sí, pero me da más confianza saber que hay toda una red de personas que me apoya y con las que puedo contar para consultarle, para ayudarme, para leerme. El premio es como un postre, una cosa que te encuentras y que te hace sentir muy bien, pero, en el fondo, lo que te sirve en el día a día es lo otro.

P. Algunos guionistas de cine tienen prejuicios para trabajar en televisión.

R. A mí me encanta. De hecho, empecé a ser guionista porque me gustaba la televisión. El trabajo es igual, aunque el resultado sea diferente. La televisión, por naturaleza, es un medio de escritores mucho más que el cine, lo que pasa es que en este país el guionista es el último mono, y el texto, lo que menos importa.

P. ¿Por qué ocurre eso?

R. Porque los derechos del guionista no son respetados. La gente no está habituada a que hay unos derechos de propiedad intelectual que hay que respetar porque lo ice la ley y son irrenunciables. Todos, incluso los propios guionistas, debemos tener claro que somos propietarios de unos derechos sin los cuales ni un solo productor puede hacer absolutamente nada.

P. ¿De dónde saca los argumentos de sus guiones?

R. De la gente que me rodea, de mi familia, de mi madre, de mi abuela... Yo creo que las familias, y como depositarias de este legado, las mujeres, se basan sobre todo en la transmisión de historias.

P. Pero ¿no se considera una mirona?

R. Sí, claro. Por ejemplo, siempre utilizo el transporte público, aparte de porque vivo en Pozuelo de Alarcón y detesto los coches, porque me encanta poder oír las cosas de las que habla la gente. Y no es sólo por mi trabajo, es que me produce un montón de curiosidad. Me interesa mucho cómo habla la gente, cómo percibe y expresa sus puntos de vista y sus emociones a través de las palabras.

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