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Gómez de Liaño se presenta como víctima de los dos jueces instructores y del tribunal

La defensa de Mariano Gómez de Liaño, siguiendo precisas instrucciones del acusado, le presentó ayer como una víctima de la instrucción de dos jueces que le han inculpado en delitos de estafa de los cuales carece de total conocimiento y de una sala, la que forma el tribunal juzgador, que le incluyó en el juicio oral, según afirma, sin concluir el procedimiento. El fiscal y las acusaciones rechazaron las 12 presuntas violaciones legales y procesales.

El abogado Lozano pintó, durante más de una hora, un cuadro de Mariano Gómez de Liaño que evocó al protagonista de la novela de Kafka en El proceso. Gómez de Liaño, le siguió desde el banquillo, envuelto en traje gris oscuro, con su sempiterno mentón rígido y los brazos cruzados. El cuadro de Lozano, que intentaba retratar la figura de Joseph K, el funcionario torturado del escritor checo, no se correspondía, con la figura adusta de Gómez de Liaño.Lozano no dejó títere con cabeza al victimizar a su cliente. El primer juez instructor, Manuel García-Castellón, lo hizo todo, mal, aún cuando no le acusó. Fue un magistrado -que hizo una instrucción amanuense. La juez Teresa Palacios, que cerró la pieza separada, le disparó a quemarropa,esto es, no le hizo saber de qué sele acusaba. Y la sala de lo Penal,que ahora actúa como tribunal enel juicio oral, dio por finalizada lapieza separada en la que él, Gómez de Liaño, es uno de los dosacusados, cuando no estaba terminada. Las dos operaciones de presunta estafa -Promociones Hoteleras e Isolux- son desconocidaspara el acusado.

Por el camino, el abogado Lozano arremetió contra algunos testigos de cargo, como Paolo Gallone, el abogado y administrador de la trama suiza de Mario Conde, o José Ramón Rigal, ex abogado del bufete Asesores en Derecho, propiedad de Gómez de Liaño, quien ha declarado sobre la trama interna del grupo Euman-Valyser,después que, entre otros, el propio Gómez de Liaño le relevara del secreto profesional.

Gómez de Liaño y su defensa intentan una puesta de teatro del absurdo hasta el final. Un elemento de ese absurdo es que entre las diligencias que proponen hay una de especial interés: enviar una comisión rogatoria a Londres para interrogar a James Lanyon, el presunto dueño de las sociedades suizas. Problema número uno: Lanyon era una persona interpuesta. Segundo problema: ha fallecido. Una comisión rogatoria a un muerto es algo que la justicia no debería costear.

El fiscal Javier Sánchez Junco rechazó el victimismo de Gómez de Liaño, lo mismo que casi todas las acusaciones.

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