Olas, millas y celuloide

, A David Meca lo han hecho famoso en España los tiburones blancos del océano indico, pero en países como Argentina, Australia o Egipto es todo un ídolo. Este catalán, nacido en Sabadell el 23 de febrero de 1974, es uno de los mejores nadadores en pruebas de gran fondo en aguas abiertas, una modalidad casi desconocida en Europa, pero que se ha convertido en una moda en el resto de los continentes. Hoy parte entre los favoritos en la prueba de 25 kilómetros.

Mirándolo a simple vista, parece imposible que David Meca pueda despertar polémicas y pasiones a su paso: es tímido, amable, educado y guapo, pero todo con mesura. Y sin embargo, Meca no deja frío a nadie. Su trayectoria deportiva, siempre solitaria, lo han llevado a ser un personaje controvertido dentro del mundillo de la natación española. Pero la otra carrera que desarrolla Meca en sus ratos libres, la de actor, hace que sea también uno de los nadadores más jaleados por las quinceañeras de todos los sitios a donde va. Cuando nada Meca, no importa quién gane o pierda. El centro de atención para las chicas es siempre él.

También como actor es más conocido fuera de España que dentro, porque ha desarrollado casi toda su carrera en Estados Unidos, donde vive hace seis años. Meca ya era un nadador destacado en España en aquella época, pero la decisión de marcharse a Estados Unidos no la. tomó por la natación, sino por su carrera de actor: "Hace seis años me presenté a un casting para un papel en una película española y me lo dieron", dice, "entonces pensé: si esto lo hago sin preparación, puedo tener futuro como actor. Rechacé el papel, hice las maletas y me busqué una universidad en Estados Unidos donde pudiera compaginar la natación con los estudios de arte dramático". Apenas llegó a California, Meca tuvo dos golpes de suerte. Como actor consiguió un papel protagonista en una serie de televisión producida nada menos que por Steven Spielberg y George Lucas. La serie fue El joven Indiana Jones, y su papel, el de amigo inseparable del aventurero adolescente. El otro golpe de suerte consistió en que Mark Schubert, uno de los mejores entrenadores de natación del mundo, lo descubrió y le propuso que se dedicara a la larga distancia.

Pero Meca combina dos cualidades fundamentales para conseguir cualquier meta que se proponga: la confianza en sí mismo y la disciplina. Meca hace 30 kilómetros al día, lo que supone estar metido en el agua siete horas. Duerme ocho horas por la noche y dos durante el día, el resto del tiempo lo pasa en los ensayos de la compañía de teatro con la que trabaja. Hay que estar hecho de una pasta especial para aguantar tanta soledad. Él, lo reduce todo a una cuestión de mentalización. "Al principio", dice, "me ponía música para entrenar. Pero luego me convencí de que si no era capaz de aguantar los entrenamientos sin música tampoco sería capaz de nadar los maratones, así que ahora no llevo nada".

Su debú como profesional de la larga distancia tuvo lugar hace sólo un año y medio. Es el competidor más joven del circuito, y uno de los más prometedores. Meca ha ganado siete de los ocho grandes maratones en los que ha participado. El más largo que ha hecho hasta ahora es el Maratón de Argentina, de 60 kilómetros. Consiguió el primer puesto y se embolsó un premio millonario. "Es verdad que la natación de larga distancia da mucho dinero. Los premios son muy cuantiosos y hay mucha publicidad media en el mundillo. Sé que hay gente que piensa que está mal cobrar por nadar, pero yo lo que veo es que estoy invirtiendo muchos años de mi vida en esto y quiero tener una compensación", afirma.

De momento, sus planes se reducen a convertirse en el número uno del circuito profesional de larga distancia y a intentar que le den un papel en un culebrón. "¿Que por qué un culebrón? Porque te diviertes rodándolo y es la mejor escuela de actores".