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A Abel Antón le sobró su voto

Variadas razones de las elecciones de algunos de los votantes

Un ganador nato debe tener fe en sí mismo, creerse el mejor del mundo. No dudar en el momento de empezar una carrera o un partido. No dudar tampoco en el trabajo cotidiano, durante los entrenamientos y en los periodos de lesiones. El convencimiento acaba siendo total. Todo el mundo está de acuerdo en ello. Entonces, ¿por qué ningún deportista o técnico se ha votado a sí mismo? Falsa modestia o educación, se supone. La cultura deportiva europea confunde con arrogancia la sinceridad. Hombre muerto es el que vocee su superioridad. Sin embargo, uno de los votantes, precisamente el ganador de la elección, votó a medias. Quiso ser educado, pero al mismo tiempo le traicionó su carácter ganador. "Voto a Raúl para mejor español", dijo Abel Antón. Después, se lo pensó un poquito mejor y añadió: "Ah, pero en caso de que yo esté empatado con el primero, me cambiáis él voto, me voto a mí mismo, para ganar". Finalmente, el soriano no necesitó cambiar su voto: ganó por amplia diferencia.Tampoco necesitó Antón del voto de su rival derrotado en Atenas para imponerse. ¿Por qué Martín Fiz no reconoció en la votación a Antón como mejor? Quizás para calentar el duelo millonario o la próxima cita importante, el Europeo, el vitoriano eligió a María Peláez. Es una táctica habitual para desestabilizar, no reconocer los méritos del rival directo.

La retirada de Miguel Induráin -sempiterno ganador de la encuesta- dejó desamparado a más de uno. Otros años, la respuesta salía automáticamente de casi todos. Éste, la mayoría, empezaban la encuesta pidiendo que se les refrescara la memoria o que se les diera pistas. José María Jiménez, el explosivo ciclista del Banesto, se lanzó a la arena sin pensárselo. "Sergi Bruguera", gritó. "Pero hombre", se le recordó, "si este año no ha sido el mejor precisamente del tenista". "Bueno, pues dime alguno tú", respondió. También el Chaba cambió su voto al mejor técnico. Al principio eligió a su director, José Miguel Echávarri. "No seas pelota", se le dijo, "que ya no te hace falta: ya has renovado". "Pues entonces voto a Álvaro Pino [director del rival Kelme], qué cojones".

Dado que no había que elegir al mejor dirigente, la mayoría de los deportistas sólo pudo hacer la pelota a su entrenador o preparador físico -Antúnez y Santos fueron los únicos que eligieron a Paco López, el preparador físico del Madrid de baloncesto-, pero los dirigentes del fútbol no dudaron en elegir a los entrenadores actuales de sus equipos. Sin importarles el qué dirán. Así, en medio de críticas públicas en la prensa, el presidente del Compostela, José María Caneda, vota a Fernando Vázquez, que quizás no aguante mucho en el cargo. Bartolomé Beltrán, del Mallorca, elige a Héctor Cúper; Jesús Gil, a Radomir Antic, y José María Arrate,del Athletic, a Luis Fernández. El presidente del Madrid, que votó a Cacho porque era "madridista", -Gil le eligió por soriano-, dijo "vota al entrenador de los sorianos [Enrique Pascual] como mejor técnico". Pero a la hora de elegir al mejor deportista mundial no dudó en designar a su Roberto Carlos.

Otro que rompió la disciplina fue Ángel María Villar presidente de la federación de fútbol, que no eligió a Clemente, sino a Ballesteros, quizás contagiado por los gustos golfísticos de su seleccionador.

Otro hombre del fútbol, Victoriano Sánchez Arminio, presidente de los árbitros, eligió al golfista, capitán europeo en la Ryder, pero en sus motivos entró el paisanaje cántabro. También por el localismo se movió el futbolista del Tenerife Felipe Miñambres, que entregó el único voto recogido por el windsurfista canario Bjorn Dunkerbeck; o el árbitro malagueño López Nieto, que votó a María Peláez. Bartolomé Beltrán, por su parte, votó al mallorquín Carles Moyá. Manuel Santana estuvo dudando un buen rato entre Moyá y Fermín Cacho. Al final se decidió por afinidad por el tenista: "Es mi pupilo".

Otros esgrimieron otras razones. Induráin dudaba entre Villeneuve y Ul1rich, pero prefirió al piloto canadiense, campeón mundial de fórnmula 1, diciendo que había que salir del ciclismo un poco.

Más filosóficos se mostraron otros. Andrés Jiménez puntualizó que para él era prioritario votar a un deportista paralímpico y a una mujer: Henares (jugador del Fundosa, campeón de Europa de baloncesto en silla de ruedas, y la argelina Bulmerka fueron los elegidos.

José Miguel Echávarri hizo alarde de cultura deportiva y de nostalgia. Votó al pelotari navarro Julián Retegui porque era la figura que más le recordaba al "otro navarro" (Induráin). En la elección para el mejor del mundo también dudó. No se dejó deslumbrar por los anillos de Jordan; le gustaba el palmarés de Doohan, pero, alegó, "en los deportes de motor no se sabe nunca dónde acaba la máquina y dónde empieza el campeón". Al final se decantó por el tenista norteamericano Pete Sampras. "No vale sólo con llegar. Lo más difícil es mantenerse. Hay que valorar él esfuerzo, el sacrificio, la regularidad, la constancia...".

El duque de Palma de Mallorca, Iñaki Urdangarín, dudó al principio, pero acabó declinando dar alguna respuesta.

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