"Es la primera vez que no me proponen un papel salido de madre"

La vida de Alex Angulo (43 años), natural de Erandio (Bilbao) dio un sensible giro cuando otro bilbaíno, Alex de la Iglesia, le ofreció un papel en su primer largometraje, Acción mutante. Era la segunda vez que su trayectoria profesional cambiaba. Con tan sólo 23 años, su espíritu aventurero le llevó a guardar su flamante título de maestro y enrolarse en la compañía de teatro La Karraka para recorrer, como los titiriteros, todos los rincones de Euskadi. Será con El día de la bestia, también de Alex de la Iglesia, y su papel como cura de Deusto a la caza desquiciada de Satán cuando su nombre empiece a sonar con insistencia. Especializado desde entonces en personajes "esperpénticos y salidos de madre", según sus propias palabras, vuelve a cambiar de registro en Periodistas. En la nueva serie de Tele 5 interpreta a Blas, un reportero sin demasiadas aspiraciones. Por fin este actor, que ha sido abogado trapichero en Tu novia está loca, de Enrique Urbizu, o modelo jorobado en Sólo se muere dos veces, de los hermanos Ibarretxe se enfrenta a su personaje "más normalito".Pregunta. ¿Cómo ingresa en la nómina de Periodistas?

Respuesta. Nunca me había planteado hacer televisión. Es un formato que no me gusta, con esos decorados de mentira y esos colores tan pastelosos. Al principio me parecía un sacrificio. Después del primer capítulo me fui ilusionando.

P. Así que le tuvieron que convencer.

R. Un poco. Hasta el último momento estuve dudando. Pensaba: chaval has metido la pata. Deberías haber seguido con tu trayectoria habitual y continuar rodando pelis con gente que te interesa, como La Cuadrilla, Enrique Urbizu, los hermanos Ibarretxe... Esto no quiere decir que sean los mejores, pero sí son los que a mí más me interesan y están más en consonancia con mis ideas.

P. Pero ya había intervenido en Villarriba y Villabajo.

R. Sí. Pero la serie de TVE estaba realizada en formato cine.

P. ¿Por qué se decidió finalmente? ¿Por dinero?

R. Para qué negarlo, el dinero influye porque da estabilidad. Así me podré comprar una casa y no andar siempre de alquilado. Pero no fue la única razón. Trabajar al lado de María Pujalte y Pepón Nieto tuvo también mucho que ver en mi decisión. Además, creo que la televisión para los actores es una escuela de aprendizaje perfecta.

P. ¿Cómo es Blas?

R. Es un reportero veterano pero sin demasiadas ambiciones. No quiere llegar a ningún sitio. Le gusta su profesión, salir a la calle, buscar noticias, el contacto con la gente... Por edad e ideales pertenece al mayo del 68 y carece de aspiraciones políticas y materiales. Su vida personal tampoco sigue un esquema tradicional. A sus 40 tacos no se ha casado y vive en una buhardilla con una chica más joven. Blas ha hecho de su trabajo una vida y de su vida una profesión.

P. De sacerdote de Deusto en El día de la bestia o modelo jorobado en Sólo se muere dos veces, a periodista. ¿Le ha costado ponerse en la piel de un personaje menos radical?

R. Hasta ahora no me habían ofrecido papeles dramáticos y más cercanos a la realidad, aunque sea ficticia. Quizá sea la primera vez que participo en un proyecto más normalito y menos loco. Hasta ahora, siempre me han propuesto cosas esperpénticas y salidas de madre.

P. Creo que los responsables de la serie están encantados con usted. Por eso, su personaje irá ganando en importancia.

R. No lo sé. Me dan un poco de vergüenza los piropos. Soy muy indeciso a la hora de elegir. Pero después intento ser responsable y dar lo mejor de mí mismo. Hay que ser serio, hacerlo lo mejor posible.

P. ¿Ha tenido que rechazar proyectos interesantes por participar en la serie de Tele 5?

R. Ni los he rechazado ni los he pospuesto. La vida, como los trabajos, continúa y no te espera. Esa es la cuestión. Yo he elegido esta, aventura y si me confundo, así aprendo para la próxima vez.

P. ¿Y cómo piensa que se va a llevar con la popularidad?

R. Me asusta. Me encanta ser una persona anónima. Sé que si la serie tiene éxito me va a traer algunos dolores de cabeza. Me gusta ir en metro y andar por la calle sin que nadie se fije en mí. Pero agradezco las muestras de cariño si no son exageradas.