"Madrid es un crisol siempre vivo de culturas"
Salvador Niebla (Ceuta, 1960) ejemplifica al músico abierto y polifacético, siempre alerta a los cambios del inquieto campo de las músicas creativas. Su instrumento de toda la vida es la batería, pero también compone, arregla y produce. Cursó estudios teóricos en el conservatorio de Girona, aunque, admite, "a falta de escuelas especializadas" no tuvo más remedio que aprender a tocar la percusión de manera casi enteramente autodidacta y viajar al extranjero" para perfeccionarse. En su envidiable currículo figuran oraciones con figuras de tan dispar signo estilístico como Pau Riba, Martirio o Joan Manuel Serrat, y en los últimos años ha colaborado intensamente con Joan Albert Amargós en la composición de música para el cine y la publicidad. Ahora acaba de lanzar al mercado Azul (Nuevos Medios), un disco de explícita influencia árabe que remite a su infancia norteafricana. Entre los colaboradores de Niebla se halla lo más granado del mundo de las fusiones: Jorge Pardo, Carlos Benavent, Ginesa Ortega, Max Suñer y un formidable equipo tunecino.Pregunta. ¿Cree que en España existe un particular interés en la percusión moderna?
Respuesta. Llevo años impartiendo clases y me consta que la acogida es cada vez más favorable. En poco tiempo, el número de estudiantes se ha incrementado de forma espectacular.
P. ¿Cómo encaja la tecnología punta en un quehacer tan primitivo como la percusión?
R. Empecé a darme cuenta de la importancia de la informática mientras trabajaba con Joan Albert Amargós. El hecho de que puedas escuchar de inmediato la plasmación de una idea que se te acaba de ocurrir concede una enorme ventaja y facilita mucho el trabajo.
P. ¿Hasta qué punto se ha servido de ella en Azul?
R. Casi todos los instrumentos del disco son acústicos; lo que sucede es que entrelazo ritmos que luego utilizo como percusión programada. Cuando la gente escucha bakalao, puede pensar que las máquinas aniquilan la creatividad, pero todo depende del uso que les des. Ahora acabo de recibir de Japón una batería totalmente electrónica que hace cosas increíbles. En cualquier caso, lo fundamental es que la máquina nunca sea más importante que el músico.
P. ¿Sigue algún método para componer?
R. En general, soy un gran defensor de la mezcla. Creo que los purismos ciegan y manifiestan un miedo a todo lo desconocido.
P. ¿Apuesta por los mestizajes?
R. Sin duda. Lo que hace falta es que estén apoyados en una base sólida. En ese sentido, Madrid ha contribuido mucho, en especial a la renovación del flamenco. El hecho de que tenga una población flotante tan numerosa lo convierte en un crisol de culturas siempre vivo.
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