Suspense en el estadio de San Lázaro
Tras casi una hora de incertidumbre el partido entre el Compostela y Athletic de Bilbao pudo finalmente disputarse, a pesar de que 30 minutos antes de las cinco de la tarde una tromba de agua había convertido al estadio de San Lázaro en una piscina.El árbitro, Pérez Burrull, actuó con prudencia y concedió un margen de espera en el que dejó de llover y el campo se recuperó espectacularmente contra todos los pronósticos. La labor realizada por los empleados del Compostela con rudimentarios punzones hizo el resto y dejó el terreno de juego en condiciones más que aceptables para iniciar el partido con tan sólo una hora de retraso sobre el horario previsto.
Los más agradecidos fueron los más de 500 aficionados bilbaínos que acudieron a Santiago para ver a su equipo y corrieron el riesgo de que la lluvia les dejase con las ganas.
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