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Los sueños empiezan a hacerse realidad

Milan, Real Madrid y Athletic siguen los pasos de Benjamín, el jugador de moda

Carlos Arribas

Se puede asegurar que la grandeza de un deportista depende de la grandeza de sus sueños. No es que todos los soñadores triunfen, pero tampoco hay triunfador que no haya soñado desde enano con convertirse en un campeón, que no haya encontrado en el deseo inefable de gloria y triunfos la motivación para levantarse todos los días de la cama e ir al campo de entrenamiento. Si esto es así, y no hay por qué dudarlo, Benjamín Zarandona, el chaval del Valladolid que admira a Rivaldo, será un jugador indispensable del fútbol español del año 2000. "Sueño con jugar en un equipo grande", empieza, pero le parece poco y continúa: "Sueño con ser figura y ganar títulos". Esto ya es serio.Como es seria su evolución, de juego y de valor. Hace tres años, cuando sólo era la figura del Valladolid B, cobraba 30.000 pesetas al mes más el bonobus. Tenía 18 años. Un par de años después, cuando ya empezó a ser asiduo en las alineaciones del equipo de Primera, pasó a cobrar 3,5 millones al año; ahora, cuando sabe que espías del Milan, del Madrid y del Athletic le siguen semanalmente, ya percibe 24 millones al año a cambio de una esclavitud - cláusula de rescisión- de 2.000 millones. Un salto grande, pero mínimo para las cifras que se estilan.

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-¿Y que dice cuando cualquier defensa de medio pelo, después de derribarle, le dice al oído que como se conforma con tan poco, cuando él cobra el doble?

-No dice nada -responde Zoran Vekic, su representante. El eligió la seguridad de un contrato largo, de seis años. No olvide que viene de una familia humilde.

La seguridad no está reñida con los sueños. La historia de Benjamín- reconcilia al fútbol con la vida y lo aleja de la economía, lo que no es poco para los tiempos que corren de Liga de las estrellas, cláusulas de rescisión megaestratosféricas, caprichos de figuras y demás. Es la historia que sigue permitiendo soñar a todos los niños que empiezan a darle al balón en el patio del colegio. Octavo de nueve hermanos, Benjamín nació en Valladolid porque su padre, emigrante de Portugalete, y su madre, emigrante de Guinea, allí se aposentaron hace 25 o 26 años. Se fueron a vivir a Las Delicias, el barrio obrero, al otro lado de las vías. Allí siguen viviendo, Benjamín con ellos. Al otro lado de las vías, en otro barrio popular, Los Pajarillos, empezó a jugar al fútbol. Y cuando por fin cruzó la vías, el día que fue al viejo Zorrilla a unas pruebas de selección del Valladolid, supo que iniciaba un camino sin retorno.

Benjamín vive a gusto como futbolista de moda. Aunque algunos digan que se le ha subido la fama a la cabeza. "No me distrae nada esto, no dejo de pensar en el. equipo, sé que lo importante es estar aquí, jugar lo más posible". La vive rechazando las críticas. Como la de aquel entrenador suyo en juveniles que dice que aún le falta personalidad y atrevimiento. "En el fútbol hay muchos comentarios", dice Benjamín. "Pero yo soy capaz de corregir mis fallos". Y también de reconocer el trabajo de los entrenadores por los que ha pasado. Por lo menos se acuerda de todos: "Endériz, Yepes, Tejedor, Redondo, que me hizo debutar en Primera a los 18 años, Benítez, Cantatore y Kresic, el de ahora. No tengo ninguno favorito. Cada uno con su estilo, me han enseñado algo". Hasta ha adoptado el discurso rutinario de los futbolistas famosos. Hay que quedar bien con todos.

Benjamín, el futbolista que llama la atención por su zancada de atleta de medio fondo, percepción estética a la que ayudan sus largas piernas -mide 1,88 metros-, su capacidad para desequilibrar y su disparo, tiene un sueño y también una referencia. "Me gustaría ser Rivaldo. Nos parecernos".

Acabará siendo Benjamin, sin más. Le queda camino por recorrer. Pero tiene un sueño. Ya no utiliza bonobus. Y ha aprendido a desconectar el móvil.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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