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El preso electrónico

El laborismo británico adopta la custodia a domicilio para aliviar el hacinamiento carcelario

Isabel Ferrer

El joven deja la revista que está leyendo y acerca el brazalete sujeto a su muñeca a un aparato semejante a un teléfono de pared. Parece estar cargando una batería en la red. Segundos después se prepara una taza de té en la cocina de su domicilio. Las cámaras de la BBC que le están filmando evitan su rostro. Es un recluso liberado antes de concluir su condena y prefiere mantenerse en el anonimato. La curiosa pulsera que porta resulta ser un transmisor que emite señales regulares, por vía telefónica a un ordenador central. Las empresas privadas de seguridad que lo custodian a instancias del Ministerio del Interior siguen así sus pasos fuera de la celda. El delincuente se convierte de este modo en una suerte de preso electrónico. Un modelo ideado por el antiguo Gobierno conservador británico y adoptado ahora con entusiasmo por el laborismo.

Las pulseras en cuestión son como relojes digitales. Existen también en forma de argolla para el tobillo. En ambos casos queda oculta, ya sea por una manga o la pernera del pantalón. Su uso está ex tendido en Suecia, Canadá y EE UU y su funcionamiento es bien sencillo. El brazalete es un transmisor personal. El su puesto teléfono de pared, una radio instalada en la casa. La misma se comunica por teléfono, durante todo el día, con los centros de seguimiento priva dos.

Tdo el sistema ha sido programado para que las señales sean emitidas durante las horas del toque de queda. Si la oficina central no tiene noticias del recluso, le llamará. De haber interferencias o bien cuando el equipo sea dañado, las firmas Securicor y Geografix, que tienen los contratos oficiales, *Pueden devolver al candidato al tribunal. Los empleados de ambas compañías cumplen los requisitos estipulados por Interior para desempeñar su trabajo. Securicor Custodial Services utiliza piezas servidas, por la casa estadounidense DPC. Geograflí Limited ha producido las suyas.

Más allá de los detalles técnicos, sin embargo, la mayor novedad de la custodia a distancia atañe a los menores de edad. A partir de los 10 años, los delincuentes infantiles británicos podrán ser también incluidos en un circuito electrónico privado. El toque de queda les mantendrá en sus hogares gran parte del día durante tres meses. Las agresiones y el vandalismo bastan para ser incluidos en las nuevas listas Hasta ahora, los brazaletes sólo empezaban a ponerse a los 16 años. Los psicólogos aún no han tenido tiempo de meditar los efectos del encierro casero en niños de tan corta edad. Jack Straw, titular de Interior, por el contrario, tiene bien formada su opinión. "Es una alternativa viable a la cárcel o la retención, que brindará un cierto orden a la nueva vida que los reclusos afrontan una vez coronada la condena", ha afirmado jubiloso.

Resuelto a aliviar el actual hacinamiento carcelario hay 63.500 presos en Inglaterra y Gales (Escocia tiene su propio sistema)-, Interior ha abrazado esta ayuda tecnológica. El propio Straw calcula que unos 7.500 condenados por robos de poca monta, morosos o bien sujetos a penas inferiores a cuatro años pueden ser liberados en breve con dos meses de antelación. Repartidos a lo largo del año sumarían cerca de 30.000 personas devueltas a sus hogares bajo ciertas condiciones. Antes de ajustar las pulseras, un equipo de expertos evaluará cada caso para decidir si el, elegido comporta aún riesgos sociales. El arresto domiciliario puede sumar hasta 12 horas diarias en una misma casa. El gran hermano electrónico que se avecina no tendrá rostro, pero vigilará estrechamente al malhechor. De quebrantarse estos pactos, el juez ordenará la vuelta del penado a su antigua celda.Convencido de las bondades del sistema, Jack Straw piensa incluirlo en la Ley de Delitos y Desórdenes. Aunque su entrada en vigor está prevista para 1999, los jueces podrán añadir a partir de enero la custodia electrónica en las sentencias . de jóvenes delincuentes.Paradójicamente, las mayores críticas provienen de los padres de la idea, los conservadores. Ahora consideran al laborismo demasiado blando con los maleantes. De todos modos, lejos parece quedar ya el grito de "cárceles, cárceles y más cárceles" proferido por Michael Howard. Para el antiguo. ministro tory de Interior, las rejas eran la única fórmula segura para combatir el crimen.

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