Mano de santo
La aplicación de dinero público a los agujeros privados es el mejor remedio que se conoce para aliviar las dolencias de las bolsas y de las carteras de valores, lo que explica la recuperación de Tokio y el fácil contagio al resto de los mercados del mundo.Cuando fue el momento de las caídas se hablaba de temor psicológico, sin fundamento, mientras que ayer los fundamentos estaban claros -el banco de Japón pone el dinero para cubrir la quiebra del décimo banco de aquel país- y a nadie le importó si la reacción de las bolsas europeas era psicológica.
El volumen negociado en el mercado continuo fue de 77.796 millones de pesetas, una cifra que no justifica el avance del 3,04% en el índice.
La especulación pudo hacer poco en una jornada que arrancó desde arriba y que apenas concedió margen, aunque tras la apertura de Wall Street los precios mejoraron un poco más. La deuda pública, sin embargo, se mantuvo con una rentabilidad del 5,94%, y el diferencial con Alemania seguía en 0,37 puntos.
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