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UNA LIGA SIN PIEDAD

Víctor dice adiós con críticas al Tenerife

Víctor Fernández se despidió ayer de la plantilla del Tenerife. Con gesto serio anunció que en los próximos días explicará muchas cosas de su corta etapa en el conjunto canario. Sin embargo, en la rueda de prensa del domingo apuntó varias ideas que simbolizan sus sentimientos. Fernández está convencido de que los jugadores no han hecho todo lo que pueden y saben. Por eso, la pasada semana pidió un cambio total en la actitud en el campo porque, de lo contrario, dijo, no es posible ganar a nadie. A modo de ejemplo, el técnico aragonés dejó claro ayer que en el primer gol del Celta el fallo defensivo fue de tal magnitud que no es propio de jugadores de Primera División.Además del análisis deportivo, el rostro y las palabras de Víctor Fernández reflejaban tristeza por las formas utilizadas por el presidente del Tenerife a la hora de informarle de su cese. "Ni siquiera me lo han comunicado en un despacho. Después del partido, en el vestuario, me han apartado unos dos metros de donde estaban los jugadores y allí mismo me dijeron que todo había acabado". Tampoco le habían advertido antes del partido de su situación.

El Tenerife tendrá mañana un difícil partido en Oviedo. Para ese día está previsto que se siente en el banquillo el segundo entrenador, Rafael García Cortés, puesto que se da por hecho que la contratación del nuevo técnico no se va a producir de forma inmediata. Artur Jorge sigue siendo el candidato número uno. Mientras tanto, Javier Pérez quiere alejar cualquier comentario sobre la existencia de contactos con otros técnicos antes de que destituyera a Víctor Fernández. "Yo jamás hablo con otro entrenador sin haber tomado la decisión previa de cesar al anterior".

En cualquier caso, el ambiente que se respira en la isla es de tensión. La plantilla adelantó ayer su viaje a la Península para huir de la situación adversa por la que atraviesa.

Hacía tiempo que la entidad canaria no pasaba por este apuro. La última vez que fue destituido un técnico fue en la temporada 1991-92, cuando el equipo agonizaba en los puestos bajos de la tabla y le quedaba un calendario muy difícil, con rivales como el Valencia, Barcelona, Zaragoza y Real Madrid.

En aquella ocasión, la apuesta de Javier Pérez salió redonda, ya que la llegada de Jorge Valdano supuso un revulsivo para superar el trance y, además, significó la consolidación del equipo en Primera.

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