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CAOS EN LAS CARRETERAS FRANCESAS

Una historia de compromisos no cumplidos

Los camioneros pueden bloquear un país, incluso varios, pero no consiguen que los empresarios cumplan las promesas firmadas en 1984, 1992 o 1996. Su fuerza descansa en la fragilidad de la organización industrial de este fin de siglo, con empresas sin stocks, sin capital inmovilizado y dependientes de sistemas de comunicación fácilmente colapsables.

Su debilidad procede del liberalismo salvaje que reina en un sector minifundista -el 46% de las empresas tiene un sólo trabajador y el 8 51/0 menos de 10- y en el que los grandes subarriendan los contratos a los medianos que, a su vez, se los pasan a los autónomos. El resultado son camiones sobrecargados, conductores que ruedan más de 12 horas diarias mientras otros respetan las normas y siguen siendo muy rentables.

La huelga de 1997 es hija directa de la de 1996. Entonces se prometieron revisiones salariales, primas de 3.000 francos (75.000 pesetas) y jubilación a los 5 5 años pero menos del 20% -alguna central sindical habla de sólo el 5%- de los patrones lo han respetado.

"La plataforma negociada [un día antes] era buena pero... ¡les tenemos tantas ganas!", decía un sindicalista. La promesa de un aumento del orden del 23% en el plazo de tres años parece extraordinaria pero la realidad es otra, sobre todo cuando se está solo.

Forzar al Gobierno

Cuando la huelga acabe, el número de empresas de transporte habrá disminuido y ya no serán 38.000 las sociedades que trabajen en Francia. La UFT, la organización patronal mayoritaria, no desea otra cosa y de ahí que el sábado se retirase de la negociación. Es más, la UFT quiere forzar al Gobierno a empezar a aplicar la flexibilidad prometida a cambio de la semana de 35 horas. La patronal quiere anualizar el cómputo de los salarios y el de las horas trabajadas, una perspectiva que ninguna empresa pequeña puede asumir.Los sindicatos CFDT, FO, CFTC y FNCR llegaron a un acuerdo con la patronal UNOSTRA, pero en ausencia de CGT y de UFT (80% de los asociados). El acuerdo provisional preveía 61 horas semanales, un aumento salarial del 5% para 1998 con la perspectiva de 10.000 francos (250.000 pesetas) al mes desde junio del 2000. Los conductores de ámbito regional -56 horas semanales- obtendrían un aumento del 5% -sólo un 3% para los salarios más altos- y de otros aumentos antes de julio del 2000, pudiendo alcanzar el 23%. Para el personal de almacenes u oficinas, la remuneración crecía un 4% y se preveía que el mínimo mensual de 7.020 francos (175.500 pesetas) subiese a 8.135 francos (203.000 pesetas) en julio del 2000.

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