El Compostela se adaptó mejor al difícil terreno
El Compostela recurrió al espíritu de lucha para conseguir su segundo triunfo de la temporada ante un Racing que se vio superado por el rival y por el difícil estado del campo, que requería un esfuerzo extra para salir airoso del envite. Ambos equipos están igualados en la calidad de sus hombres y en estas circunstancias suele llevarse el triunfo quien lo busca con más ahínco. Las ganas de ganar de los locales le valieron esta vez los tres puntos en un partido entre rivales que luchan por evitar los puestos bajos de la tabla.El encharcado terreno de juego determinó el desarrollo del partido desde su inicio. El Compostela se adaptó mejor a estas condiciones y renunció a tocar el balón en el centro del campo en beneficio de un juego más directo, basado en los envíos largos hacia Penev y Ohen. En cambio, el Racing siguió el guión más habitual y se limitó a jugar al contraataque, pero la rapidez con la que el balón corría sobre la hierba jugó en su contra. Bestchastnykh lo sufrió en sus carnes en dos jugadas donde el agua acabó frenando el cuero y le impidió culminar sendas acciones ante Ponk. A Penev y a Ohen les pasó algo similar en otras dos ocasiones.
El Compostela cobró pronto ventaja con un gol de Popov en uno de los numerosos fallos defensivos del equipo cántabro. El jugador ruso jugó ante sus ex compañeros uno de sus mejores partidos en las dos temporadas que lleva en Santiago. Más tarde marcaría otro gol en una jugada en la que demostró que ha recuperado la velocidad perdida tras la grave lesión del pasado año.
Al filo del descanso, los locales culminaron con el segundo gol una de las combinaciones más bellas del partido, con guinda final de Fabiano. El Racing aprovechó el jolgorio en la grada para acortar distancias en la jugada inmediatamente posterior e incluso tuvo la oportunidad de alcanzar el empate antes del descanso, si Bestchastnykh llega a aprovechar una mala cesión de Lekumberri a su portero. Ahí se acabaron sus opciones, porque esta vez la fortuna sonrió al que más la merecía y el resucitado Popov echó el cierre al partido con el tercer gol de su equipo ya en el segundo tiempo.
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