Dos pioneras en la NBA
Kantner y Palmer, primeras mujeres arbitras en una liga en EE UU
No se habían propuesto nada grandioso. El martes, Dee Kantner y Violet Palmer se convirtieron en las primeras mujeres elegidas para formar parte de la plantilla de ár-. bitros de la NBA. Sin embargo, cuando ambas empezaron a arbitrar partidos juveniles de baloncesto hace años, ninguna tenía intención de hacer historia. "Creo que ni Violet ni yo diríamos que nuestra intención es ser pioneras", dijo Kantner durante una entrevista telefónica que concedieron ella y Palmer el miércoles. "Si una de las consecuencias es que se da a las mujeres oportunidades que antes no tenían, evidentemente estamos a favor. Ahora nuestro objetivo es arbitrar en la NBA lo mejor, que podamos".Para alcanzar este hito -la NBA es la única de las cuatro principales ligas deportivas estadounidenses que ficha a mujeres arbitras-, ni Kantner, de 37 años, ni Palmer, de 33, tuvieron que pelear ni abrirse camino en la liga a base de pleitos. Ni siquiera tuvieron que solicitarlo.
Palmer aseguró: "Ninguna de las dos tuvimos que luchar para llegar hasta aquí. Nos eligieron... Evidentemente, nuestra capacidad ha hablado por nosotras". Kantner y Palmer saltarán a la cancha el viernes o el fin de semana, cuando empiece la temporada. Cada una ganará 80.000 dólares (casi doce millones de pesetas) al año y deberá cumplir el típico programa de unos 55 partidos para árbitros novatos.
Hace cuatro años, la NBA apreció un talento excepcional en Kantner y Palmer cuando arbitraban los partidos de baloncesto femeninos de la universidad. La liga sorprendió a ambas invitándolas a participar en el programa de entrenamiento para árbitros que se celebró durante el verano de 1995. Cuando el martes se comunicó que se encontraban entre los cinco nuevos fichajes de una plantilla arbitral de 58 miembros, muchos entrenadores y jugadores alabaron la decisión. Sin embargo, otros jugadores destacados llevan hablando despectivamente sobre las mujeres arbitras desde el otoño pasado.
El alero de los Houston Rockets Charles Barkley comentó hace poco a los periodistas: "Creo que las mujeres no deberían estar en el Ejército y que no deben ser arbitras de la NBA". El escolta del Miami Heat Tim Hardaway dijo la primavera pasada: "Tienen su propia liga. ¡Que se dediquen a su liga!". Sin embargo, Hardaway se retractó el miércoles de esos comentarios. El alero de los Chicago Bulls Dermis Rodman advirtió que las mujeres arbitras tendrían que estar preparadas para una ocasional "palmadita en el trasero". Después de que Kantner arbitrase el año pasado un partido de pretemporada, Michael Jordan se quejó de que Kantner se cruzaba en su camino y de que era demasiado lenta. Durante aquel partido, dio la .impresión de que Jordan y otros jugadores de los Bulls que estaban en el banquillo intentaban poner a Kantner la zancadilla cuando corría por la cancha de un lado para otro. Esta semana, Jordan adoptó una postura más abierta y dijo en The Chicago Tribune: "Si saben arbitrar, saben arbitrar independientemente de su sexo".
Palmer y Kantner dijeron que no se sentirían ofendidas por las palmaditas en el trasero ni por otros gestos realizados claramente "sin ánimo de ofender". También dijeron que estaban preparadas para hacer frente a un comportamiento abusivo por parte de los jugadores. Palmer comentó: "Los enfrentamientos forman parte de la profesión de árbitro. Si los jugadores se pasan de la raya, se les pitará una técnica". Ambas afirmaron con rotundidad que no habían experimentado ningún trato sexista por parte de los jugadores de la NBA.
Kantner y Palmer dijeron que la mayoría de los jugadores, entrenadores y árbitros las han tratado como les gusta .que les traten: como a cualquier otro árbitro. Lo cual no equivale a decir con amabilidad. Tanto Kantner como Palmer son ya conocidas por su profesionalidad, rigurosidad y sentido del humor. Ninguna tiene fama de polémica, pero tampoco se arredran ante los desafíos. Durante un partido de los campeonatos de verano en 1995, un jugador criticó una falta que pitó Kantner diciéndole: "¡Y qué coño hace aquí una mujer!". Ella le contestó que, en efecto, ella hacía algo, pero él no: le expulsó del partido.
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