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El factor campo pasa a mejor vida

La Liga enseña un descenso notable de las victorias en casa

La tendencia es inequívoca. El factor campo está perdiendo fuerza en la Liga española. Se gana menos en casa que nunca. Durante los últimos años, las victorias locales solían girar en tomo al 50%. Pero la proporción ha descendido considerablemente en la presente temporada: 26 encuentros han ganado los equipos que ejercían de anfitrión (37%). Los empates (23, el 33%) y las victorias fuera de casa (21, el 30%) le pisan los talones.Cuando se llevan simplemente siete jornadas disputadas, ya sólo quedan tres estadios intactos: el Camp Nou (aunque el Barcelona ya ha tropezado ahí en la Liga de Campeones), Anoeta y Balaídos. Los azulgrana y la Real Sociedad han jugado tres partidos en casa y el Celta, cuatro. No se puede decir lo mismo, por ejemplo, del Santiago Bernabéu, que ha registrado dos empates en cuatro encuentros (el Madrid, en cambio, ha ganado los tres que ha jugado a domicilio, curiosamente, además, por el mismo resultado: 0-2). Los blancos podrían atribuir la cuestión, eso sí, a la categoría de los adversarios: Atlético y Deportivo.

Detrás del nuevo sistema de puntuación debe esconderse la clave. El empate es ya tan mal resultado en casa como fuera. Los beneficios de las victoria (tres puntos frente a uno) son tan apetitosos, que la buscan por igual los anfitriones y los invitados. No puede ser casualidad que en los tres campeonatos que la competición se ha regido por este báremo de reparto de puntos la estadística detecte datos tan novedosos como fiables. En el curso 1995-96, el que inauguró la fórmula de de los tres puntos por victoria, el campeón, el Atlético, conquistó por primera vez en la historia más puntos lejos de su estadio (44) que en el suyo propio (43). En la temporada siguiente, la 1996-97, se registraron más triunfos forasteros (123) que empates (119). Y en la campaña actual, la tendencia antes reseñada: las victorias como local han descendido vertiginosamente.

En 70 partidos los signos se han repartido con cierto equilibrio, con mayor presencia de los 'unos', pero sin su predominio habitual. 26 triunfos locales (370/6), 23 empates (33%) y 21 victorias forasteras (30%). La comparación con las temporadas precedentes no deja espacio a la duda. El año pasado, en el 47% de los partidos gana ron los locales, en el 26% hubo igualada y en el 27% vencieron los visitantes. O sea, una proporción similar a la de siempre, en la que los éxitos locales eran mayoritarios: 1995-96 (46%), 1994-95 (48%), 1993-94 (49%), 1992-93 (48%), 1991-91 (55%), 1990-91 (52%), 1989-90 (52%, 1988-89 (46%).

Hasta el final de temporada, cuando el calendario haya perdido su influencia y se igualen en todos los casos el nivel de los rivales recibidos y visitados, no se sabrá si estamos ante un fenómeno fiable. Pero de momento no conviene despreciar la tendencia actual, que dice adiós al mito del factor campo.

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