De la euforia a la depresión
Los estamentos del Barça no coinciden sobre la magnitud del problema del equipo

La depresión ha desbancado a la euforia cuando entre el día de la presentación y la noche de la derrota de Kiev no han transcurrido ni tres meses. La confusión. azulgrana es hoy de tal magnitud que no se adivina una receta para combatir el desánimo. Es imposible tomar cualquier medida sin conocer antes el alcance y la gravedad del asunto y, en este punto, no hay acuerdo entre los afectados.La situación es que el Barça ha perdido la Supercopa ante el Madrid; está a un punto de quedar eliminado de la Copa de Europa y existen serias dudas sobre la solidez de su liderato en la Liga española, pese a disponer de una de las mejores plantillas del campeonato, haber invertido 9.200 millones de pesetas en ficha . es y tener al que pasa por ser uno de los entrenadores modelo del fútbol. Louis Van Gaal es, precisamente, el punto de encuentro del debate.
El entrenador. Van Gaal actúa como si fuera el entrenador del Ajax y viviera en Amsterdam. Trabaja a largo plazo, recordando a diario que se hizo cargo del equipo dos semanas antes de viajar a Barcelona sólo como director del fútbol base y, por tanto, no se siente identificado con los todos los jugadores puestos a su disposición. Le faltan un libre, un zurdo y dos extremos para jugar a su gusto. Entiende que mientras crea un equipo está en desventaja frente a muchos rivales como el PSV, el Dinamo de Kiev o el Madrid. No le ha dado aún al Barça un sentido de equipo sino que incide mucho en asuntos individuales. Diríase que a cada jugador le asigna una función en particular y le juzga exclusivamente por ella, sin atender el marco general. El equipo se distingue por su carácter inofensivo en ataque y por ser demasiado manso y frágil en defensa, todo lo contrario del técnico, autoritario e inflexible.
La directiva. El presidente Josep Lluís Nuñez ha dado órdenes expresas a sus 39 directivos que hablen exclusivamente del área en la que trabajan. La desaparición de la comisión técnica ha acentuado el silencio de la junta sobre el trabajo del entrenador. El vicepresidente Joan Gaspart es el que comparece habitualmente para serenar la crispación y dar la versión de la directiva. Núñez es consciente de que deberá defender a Van Gaal en los momentos de apuro y se remitirá a las encuestas que avalaban su incorporación antes del relevo de Robson. No admite juicios sumarísimos a media temporada como ya anunció el curso pasado. El trabajo de Van Gaal no está tan cuestionado como para que Núñez pueda realizarle alguna sugerencia.
La plantilla. Los jugadores mantienen una actitud pública de respeto hacia su entrenador. Van Gaal es la autoridad en el vestuario y nadie se la discute. No hay todavía un grupo de futbolistas con el suficiente peso para entrar al despacho del entrenador y contrastar criterios, como ocurrió en su día con las vacas sagradas y Johan Cruyff. Es un equipo y también un vestuario en formación. Guardiola estrena capitanía al igual que Figo, Nadal y Ferrer, mientras que Amor renunció al brazalete. Hay jugadores que no entienden los cambios de rumbo del técnico y otros que confían en su visión del juego. La mayoría sabe más lo que no tiene que hacer que lo que debe hacer. La principal preocupación ahora es la desvalorización que ha sufrido el colectivo.
La afición. Vive en un estado de confusión y crispación. La pañuelada mostrada en el partido contra el Tenerife expresa el malestar. La manera de despedir a Cruyff y la no continuidad de Ronaldo son dos episodios aún no superados. La grada anda dividida. Hay corrillos que recuerdan que el Barça siempre ha tenido grandes entrenadores y pocos equipos y otros que defienden al presidente por encima de cualquier técnico y circunstancia.
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