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BALONCESTO: CAMPEONATO McDONALDS

Discreto debú de Bulls en París

Los de Chicago jugarán la final contra el Olimplakos

Y París se rindió ante la magia del mítico 23. Michael Air Jordan, el mejor escolta de la historia del Bulls de Chicago, si no de la NBA, marcó ayer 28 puntos, voló para rebotear e hipnotizó con algunos pases virtuales. No estuvo, como suele, genial. Tampoco lo necesitó. Le bastó una pisada en la cancha para que el Bercy se rindiera a sus pies. Los casi 14.000 espectadores que abarrotaban el estadio olvidaron por momentos que su equipo era el Racing París y sucumbieron al espectáculo creado en torno a Air Jordan.Para demostrar que también es humano, Jordan falló su primera acción. No importaba, enseguida lo enmendó. Enfrente, el Racing París se tomó el asunto en serio y desplegó un juego que les tuvo por delante a los siete primeros minutos y les permitió terminar el primer cuarto con una exigua desventaja de cuatro puntos (21-17).

Air saltó de nuevo a la cancha y, sin hacer nada demasiado espectacular, consiguió imprimir el ritmo necesario al juego de su equipo para irse al descanso con 13 puntos de ventaja (42-29). El Bulls empezaba a apuntar maneras y el ambiente, con ola incluida, a caldearse.

Tras el descanso, Chicago afinó su puntería. Jordan se echó equipo a las espaldas y su casillero particular empezó a engrosar. Con todo, Con un ataque sencillo y una defensa correcta, el equipo entrenado por Malkovic mantenía honrosamente el tipo y conseguía, empezar el último y definitivo periodo sólo siete puntos por debajo (67-60).

A 10 minutos del final, Jackson tuvo que recurrir de nuevo a la estrella; la ventaja era sólo de cuatro puntos. Pero ni siquiera Jordan fue suficiente para rebatir una aspiración que, poco a poco, cobra más visos de realidad: que un equipo-europeo fuera a ganar a otro de la NBA. Cierto es que el Bulls no forzó la maquina, que Kukoc estuvo fatal, que Pippen y Rodman estaban ausentes y que Jordan no estuvo genial, pero el resultado final (89-82) es de una elocuencia esperanzadora.

En la otra semifinal, el Olimpiakos, en un partido muy igualado, sufrió lo indecible para vencer a los argentinos del Atenas de Córdoba. El resultado de 86-89 permitirá al campeón europeo medirse al campeón de la NBA en la final.

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