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FÚTBOL SEXTA JORNADA DE LIGA

El Madrid empleó la ley del mínimo esfuerzo ante el Sporting

Raúl firmó un gol magistral, y Morientes jugó como titular y marcó

El Real Madrid, tal vez fiándose demasiado del modo en que su gran rival, el Barcelona, viene sumando los puntos, quiso apelar a la ley del mínimo esfuerzo ante un Sporting diezmado, colista y huérfano de puntos. Sólo un memorable gol de Raúl, con el partido cubriendo su último trámite, mereció realmente la pena en todo el partido.El primer tiempo se dividió en tres cuartos. En el primero, el Madrid no apareció por las cercanías de Ablanedo. El Sporting, que salió preocupado exclusivamente de ejercer la máxima presión posible en todo el campo, avisó tímidamente con un córner mal cabeceado por Pablo. En realidad, el Sporting dejó prácticamente inédito a Cañizares y apenas remató a un portero que sólo ha recibido un gol en lo que va de Liga.

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El equipo madridista, con Suker y Karanka en el banquillo, se dio cuenta muy pronto de las debilidades del rival en su línea defensiva, la más agujereada de la Liga. En poco más de un minuto repitió la misma suerte, un balón cruzado sobre el área rival, donde la defensa gijonesa mantiene este año algunas actitudes casi infantiles.

Morientes, decidido a aprovechar cualquier ocasión que se le brinda de alimentar las comparaciones con Suker, volvió a ser decisivo. Primero estrelló en el cuerpo de Ablanedo un cabezazo a bocajarro y, después, Raúl encendió las primeras luces de la noche y abrió en canal el costado derecho del Sporting con un gran servicio a Amavisca. El centro de éste lo cabeceó Morientes con tanta comodidad como precisión.

El Madrid tuvo al Sporting a su merced a raíz del gol. Raúl y Mijatovic fallaron entonces con la puntilla y los gijoneses, siempre muy justos y temerosos de asomarse ante Cañizares, capearon el temporal, no sin dejarse a jirones la reputación de su sistema defensivo. Con ello provocaron la desesperación de su técnico, Antonio Maceda, que acaba de heredar un rompecabezas cada vez más difícil de ajustar.

El último cuarto de hora, hasta el descanso, fue para López de la Fuente. ' El árbitro se empeñó en llamar la atención haciendo dejación de funciones. Su inhibición ante una entrada de Lediakhov a Hierro y ante las frecuentes salidas, de tono de Redondo prendió la mecha entre los jugadores y en los graderíos. El descanso llegó como una campana salvadora, cuando los ánimos estaban más que caldeados, sobre todo entre Redondo y Lediakhov.

El segundo tiempo empezó como el primero, con el Sporting algo crecido y el Madrid sesteando. El fútbol del campeón fue por momentos cicatero, plano y sin chispa. Mitad por la presión del Sporting, mi tad por la propia falta de ritmo, el Madrid se hartó de perder balones y de ahorrarse todo tipo de grandezas. Todo era como un gris expediente a cubrir, un poco al estilo del tan criticado Barcelona. El Sporting no invitaba a hacer mucho más, dado el esfuerzo que le costaba llegar ante Cañizares con más convicción qué la presencia testimonial del solitario Kalku.

El partido caminaba hacia la nada absoluta cuando, a 13 minutos del final, Raúl volvió a aparecer y esta vez hizo algo muy grande. Firmó uno de esos lances reservados a los auténticos fuera de serie cuando le puso la rúbrica de oro a una excelente jugada de Seedorf. El holandés le sirvió un balón manso, una perita en dulce, al borde del área rival y lo que hizo Raúl fue meter la zurda a rosca, con efecto, haciendo que el balón dibujara una diabólica parábola que voló sobre Ablanedo y murió en la red.

El Molinón se despertó dando un brinco para rendirse ante un gol que valió con creces el precio pagado por la entrada. A decir verdad, para el Real Madrid, además de un toque de distinción, el golazo de Raúl fue un antídoto que llegó justo a tiempo para evitar que cundieran las comparaciones. El Madrid de Gijón se estaba pareciendo al Barcelona que el martes jugó en Mallorca.

Incluso podía pensarse que el Sporting que ha arrancado dando tumbos en esta Liga no tiene ni punto de comparación hoy en día con el Mallorca que era segundo hasta su derrota de anteayer. Por suerte para el Madrid, se hablará de los tres puntos sumados y de un gol incomparable.

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