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FÚTBOL. TERCERA JORNADA DE LIGA

El Valladolid se hunde y el Salamanca se aprovecha

El Valladolid ha perdido todo lo que le hizo grande, la solidez defensiva, la seriedad y el orden en el centro del campo, la velocidad de sus puntas, la dirección exquisita de Edu. De aquello no queda nada, son los mismos nombres pero el equipo ha cambiado, está enfermo y su recuperación es cada vez más complicada. El Salamanca se aprovechó de la convalecencia del Valladolid con un trabajo ordenado y que fue de menos a más: primero, supo desenvolverse en un partido árido, después se apropió del balón y por último anuló a su rival. Goikoetxea acertó con los cambios, Cantatore no, el Salamanca jugó al fútbol y el Valladolid se autoimoló en una persecución estéril de sus señas de identidad. 10 goles en contra, dos a favor, cero puntos y una imagen lamentable son el saldo de sólo tres jornadas.El Valladolid transitó la primera mitad como alma en pena. El peso del mal inicio de temporada se hizo notar y el equipo de Cantatore se perdió en el campo. En 20 minutos, el Valladolid se había dedicado a exponer su catálogo de enfermedades hasta que llegó la jugada del penalti, un penalti absurdo en un partido absurdo y que daba ventaja al Valladolid más feo de los últimos tiempos.

El gol en contra le sirvió al Salamanca para ordenar sus ideas y colocarse en disposición de agravar los males de su rival. El equipo de Goikoetxea era dueño y señor del balón y manejaba el escenario a su antojo. Sólo la falta de puntería le mantenía en desventaja, pero en el descanso el técnico del Salamanca añadió kilos a su delantera con la entrada de César Brito y de las botas del portugués nació el empate. Brito centró de rosca desde la derecha y Pauleta engañó a César.

El Valladolid acusó el golpe y quedó a merced del Salamanca. El desmoranamiento fue tan completo que hasta Juan Manuel Peña, hasta ayer modelo de seguridad y firmeza en el centro de la defensa, perdió la cabeza. Intentó proteger un balón al que César Sánchez no llegaba y Tulipa cayó derribado dentro del área. Otro penalti absurdo que César Brito convirtió en justicia para su equipo en el marcador.

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