"Después de Maastricht los nacionalistas deberemos ser más exigentes"
Joaquim Molins ya está negociando con el Gobierno los Presupuestos del Estado para 1998. El portavoz nacionalista cree que la colaboración con el PP puede continuar más allá de la cita de Maastricht si los conservadores están abiertos al entendimiento y a las nuevas reivindicaciones que planteen.Pregunta. ¿Cómo se regulará la colaboración de CiU con el PP cuando se agote el contenido del pacto de gobernabilidad?
Respuesta. El pacto no se agota así como así, porque no es sólo la letra escrita, sino que contiene también un espíritu de colaboración para que el PP gobierne en una determinada dirección, que no se agota nunca. Mientras cumpla los pactos, letra por letra, y además gobierne en una determinada dirección, el apoyo de nuestro grupo parlamentario no le faltará. Otra cosa es que el PP sostenga que el espíritu no existe y que sólo hay lo que está escrito. Es lo que hace el Gobierno cuando se niega a negociar unas transferencias porque no aparecen en el pacto pero olvida que sí figuran en la Constitución y en el Estatuto. De mantenerse inconvenientes de esta naturaleza se romperá la armonía y se podría llegar a la ruptura. No creo necesario un nuevo pacto mientras se mantenga el espíritu de colaboración y la forma de gobernar en una determinada dirección.
P. Pero últimamente se ha manifestado entre dirigentes de CiU una preocupación por cómo van las cosas con el PP. El propio Pujol le acusa de haber "minado la mutua confianza".
R. A ver, una cosa es que yo opine que no es necesario un nuevo pacto para continuar la colaboración y otra es que piense en si ésta tendrá una vida larga o corta. Estoy absolutamente de acuerdo con el presidente en que ha habido cosas que no han funcionado bien, porque el PP no aplica el pacto con ese espíritu que nosotros reclamamos. Ha habido muchos motivos de enfrentamiento con el PP: la televisión digital, la ley del fútbol, la propia dureza de la negociación en asuntos como la financiación de la sanidad, que han dificultado nuestra relación y no la están haciendo fácil.
P. CiU y el PP ya han empezado a hablar de Presupuestos. Ustedes plantean unas prioridades. ¿Cuál es el estado de la cuestión?
R. Sobre financiación de la sanidad, desde hace tres meses ya no hablamos; tenemos la seguridad y la confianza de que el Gobierno introducirá una nueva fórmula de financiación sanitaria y dará satisfacción a nuestra demanda, que es bien sencilla: que los Presupuestos prevean el dinero necesario para hacer frente al gasto real del sistema sanitario. Aprovecho para asegurar, como ha hecho el Gobierno, que no son ciertas las noticias aparecidas respecto a los pensionistas y la sanidad. En cualquier caso, CiU sería contraria a ese planteamiento si alguien lo llega a realizar. En cuanto a más dinero para la enseñanza, estamos conversando.
P. ¿Qué dinero se necesita para aplicar bien la LOGSE?
R. La propia ministra está hablando de 230.000 millones en cinco anos para aplicar la LOGSE en las comunidades autónomas en las que aún es competente el Ministerio de Educación. La negociación no es sencilla porque el nivel de gasto no es pequeño... Digamos que, hoy por hoy, está en pronóstico reservado, que es lo que se dice cuando aún no se conoce el diagnóstico definitivo.
P. ¿Y las inversiones públicas en Cataluña?
R. Estamos avanzando mucho, intentando eliminar la reivindicación por la reivindicación y analizando la realidad de la situación de los proyectos. Un proyecto de obra pública o de medio ambiente no se improvisa; es un proceso que dura como mínimo tres o cuatro años hasta que se puede ejecutar. Y estamos haciendo una cosa que no hicimos el año pasado porque, probablemente, nos cogió en un periodo ya muy avanzado y con unos Presupuestos muy cerrados cuando intentamos arreglar las cosas. Ahora, por lo avanzado que tenemos el proceso, podremos quedar satisfechos del esfuerzo presupuestario del Estado en Cataluña. Por lo menos ésta es, hoy por hoy, mi confianza.
P. Los partidos de la coalición CiU han elaborado unos documentos estratégicos con objetivos nacionalistas muy ambiciosos. ¿Cómo y cuándo cree que deben plantearse?
R. El nuevo sistema de financiación esperará a que termine la vigencia del actual, el 1 de enero del 2002. Del resto, muchas de las propuestas suponen, como mínimo, una relectura de la Constitución, y algunas incluso pueden exigir una modificación de ésta. Es evidente que cualquier reivindicación de esta naturaleza no es para ser alcanzada a través de un pacto bilateral, completando una mayoría, sino que requiere el mismo consenso que hubo para redactar la Constitución. Por tanto, en ningún caso se debe poner como un factor de negociación entre el PP y nosotros, sino como una reivindicación en la que deben opinar más fuerzas políticas que la que esté en el Gobierno en un momento determinado. Queda claro que no es una reivindicación que se plantee dentro de esta legislatura. Bueno, que se plantee sí, pero no que se quiera una solución antes de que finalice esta legislatura. ¿Quiere esto decir que no tienen ninguna implicación respecto al desarrollo bueno o malo de esta legislatura? No. Porque volvemos a estar en lo mismo: el pacto con el PP no es sólo el pacto escrito, sino también el espíritu con el que se relaciona con nosotros, y por tanto también cuenta la mayor o menor apertura que tenga respecto a nuestras reivindicaciones.
P. ¿Y después de Maastricht?
R. Después de Maastricht no cambiará la voluntad del catalanismo político de participar en los asuntos del Estado, entre otras cosas porque continuarán afectando profundamente al futuro de Cataluña. Lo que sí puede cambiar es nuestra actitud al respecto. El presidente Pujol lo explicó muy bien. A lo largo de estos 20 años de democracia en España ha habido, fundamentalmente, dos grandes objetivos políticos del catalanismo: el primero, el asentamiento de la democracia; el segundo, la integración definitiva en Europa. Muchas veces, en función de estos dos grandes objetivos, la reivindicación estrictamente nacionalista la hemos podido, incluso mentalmente, dejar aparcada, procurando no introducir inestabilidad. Cumplido el segundo objetivo, deberemos ser más exigentes. Y en el caso de que se nos reitere que la Constitución dice lo que se está haciendo y no lo que nosotros pensamos que dice y debería hacerse, entonces deberemos pedir el cambio de la Constitución. Pero ésta sería la consecuencia de una respuesta que aún no se ha dado.
P. Sus recientes declaraciones proponiéndose como candidato a la alcaldía han causado un cierto malestar en su partido...
R. No me consta que hayan provocado ningún malestar. Sería totalmente ilógico o irracional que lo hubiesen provocado. Ni el presidente ni el secretario general ni nadie ha hecho ningún comentario negativo.
P. ¿No se ha precipitado al proponerse?
R. Mire usted, dentro de pocos días la ciudad de Barcelona pasará a tener un alcalde que no ha sido directamente escogido por los ciudadanos y que lo será por la retirada del alcalde actual, el señor Maragall. Yo contesté que creía que era muy grave que esto le pasase a una ciudad como Barcelona, porque no es por un motivo de fuerza mayor, sino que el señor Maragall se quiere ir a descansar y a pensar porque a medio mandato se ha cansado de ser alcalde de la ciudad de Barcelona. Y el partido que le permite hacer eso, el PSC, también demuestra que se ha cansado de la ciudad. En CiU queremos dar respuesta a los ciudadanos diciéndoles que nosotros no tenemos ese cansancio y que seguimos aspirando a gobernar Barcelona. Reiteradamente han salido unos nombres como posibles candidatos, entre otros el mío, y cuando se me pregunta sobre mi disponibilidad digo lo que he dicho siempre: el partido sabe que me tiene a su disposición en el lugar donde crea que es necesario mi concurso.
P. Pero ¿a usted le gustaría ser candidato a la alcaldía?
R. A mí me gusta servir a mi país allí donde mi partido me lo pida y crea que soy más útil. Esto ha sido siempre así, tanto como diputado como siendo consejero del Gobierno, y siempre encantado de la vida y con ilusión, como lo estoy ahora como portavoz en el Congreso. He dicho que estoy a disposición del partido, pero también que si éste cree que hay un candidato mejor, el elegido tendrá todo mi apoyo, como siempre ha ocurrido.
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