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Tribuna:HOGUERAS DE AGOSTO: MARUJA TORRES
Tribuna
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Isabel Preysler desmiente

Lady Porcelanosa nunca pretendió que el Gobierno balear le pagara sus vacaciones. El misterioso divorcio de Isabel Sartorius

La señora Isabel Preysler me hace llegar, a través de Juan Cruz, que creo que la está entrevistando para un libro sobre la fama, el solemne desmentido a la noticia, aparecida en algún medio de Mallorca y del que me hice escéptico eco, de que su pretensión de veranear aquí cada año con cargo al erario público ha sido rechazada. Es que, dice, Ella nunca lo pidió. Ella no lo necesita. Ella se gana honestamente la vida. Ella elige dónde veranear y se rasca el bolsillo. En definitiva, Ella es un ejemplo para todas. Y yo, que ya insinué que no me creía el rumor, me refocilo como una foca en un criadero de sardinas de Santurce. Que todo el mundo lo sepa: Isabel Preysler desmiente y yo tengo, como quien dice, la exclusiva, en una de las cimas póstumas de mi imparable carrera que me lleva de la nada total al desastre absoluto. Es para estas cosas que te sirve el móvil. Para, en pleno almuerzo tradicional ofrecido por el diplomático Pipo Dicenta, sentirte honrada con tal noticia bomba, y reafirmarte, una vez más, en esta apasionante profesión.Estoy en las postrimerías de mi estancia en Palma, ya que el sábado partiré con destino desconocido. Mis jefes me mantienen en vilo, obligada a plancharme el pijarna tipo Gina Lollobrigida con arnés, previsto por si voy a Marbella, y al mismo tiempo tejiéndome un chal al punto de Beluga, por si me mandan a Hyannis Port, a veranear con John-John Kennedy, que acaba de poner de nuevo de moda Lauca del senyor teve, fábula de Santiago Rusiñol en la que se demuestra que los herederos siempre terminan jodiendo el invento.

Afortunadamente, entretengo la espera contemplando las fotos de tigresa que la vedette Norma Duval, a quien debemos -en afortunado término acuñado por el historiador Javier Tusell- la normaduvalización de la cultura pública, en feliz conjura entre la lentejuela y O Terror das Urbes Mundiales, Álvarez del Manzano.

Vuelvo a este abandono de Mallorca al que me obliga mi empresa, ahora que ya he conseguido ser una mujer de mundo.

Verán, si me quedara podría hablar con Carlos Fuentes la semana que viene, comprobar la cara de Restauración que pone la reina Sofía cuando Ana Botella, plus Desideria que jamais, le da codazos en plena recepción -creo que la familia Trapp de Oropesa viene el 19-, e, inclusive, acercarme a Antonio Asensio, el hombre que le dio a Chantal una posición y un apellido, y que acaba de instalarse en el hotel Arabella, propiedad de la misma compañía que el mío, pero en versión indescriptible.

En la galería de arte del Arabella -decorativamente hablando, una mezcla de Julio Romero de Torres y Luna Flulida Cristañola-, se venden, por unas módicas 600.000, lo que los galeristas llaman reproducciones -de Modigliani, de Van Gogh, de Renoir, de Degás, etcétera- y que yo denominaría falsificaciones -porque también- reproducen las firmas de los maestros- si no fuera porque ellos mismos reconocen -que se trata de copias. Ahora bien, una vez colgado el cuadro en su comedor, ¿quién priva al cliente de presumir de que tiene unos girasoles pintados por el mismísimo que se cortó una oreja? Pues bien, el hombre que le dio un hogar a Chantal mora allí en sus vacaciones, sin saber, quizá, que en las librerías todavía tienen ejemplares del volumen que

Santiago Miró ha escrito, bajo el título El imperio del Zorro, contando las andanzas periodísticas, políticas y financieras del empresario que creó Interviú, entre otras delicatessen.

Me manden a donde me manden, me quedaré con las ganas de averiguar por qué se ha separado Isabel Sartorius de Javier Soto Fitz-James, quien sólo ha permanecido unido en sagrado vínculo a la ex del príncipe Felipe el tiempo necesario para darle nombre a la criatura. La noticia la cuenta ¡Hola!, y, por lo tanto, va a misa. Un amplio abanico de posibilidades se abre ante nuestras insaciables ansias de saber. Puesto que la bella e intelectualmente inquieta Beatriz -juro que la vi salir de un cine de arte y ensayo- vuelve al mercado de la disponibilidad sentimental, todo puede suceder, e incluso ocurrir.

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