Apoteosis española en 1.500
Cacho gana la plata tras El Guerrouj y Estévez quita el bronce a Morceli en el último metro
La final de 1.500 metros fue la apoteosis española. Lo que se presumía sucedió al pie de la letra. Fermín Cacho y Reyes Estévez acompañaron con la plata y el bronce el oro del marroquí El Guerrouj. Ambos pudieron ganar incluso más, pero fue un premio sobrado tras una carrera electrizante. El medio fondo español de nuevo está en la cumbre. Con el consagrado Cacho y, sobre todo, con la confirmación de la nueva joya, Estévez. El soriano y el barcelonés dieron una lección de bravura y de sentido táctico en pos de un atleta excepcional, El Guerrouj.Cuando, se reconoce que el 1.500 metros es la prueba más majestuosa del atletismo es porque se pueden ver espectáculos como el de ayer. En ella no sólo influye la calidad de atletas asombrosos, como El Guerrouj, o anteriomente Morceli, sino que entran las maniobras, los cambios de ritmo continuos, y los finales explosivos, que sólo algunos atletas tienen después de machacar las piernas y todo el aparato cardiovascular a límites inigualables por un ciudadano normal.
Ayer, la maravilllosa carrera tuvo de todo esto. La emoción estaba garantizada por adelantado, e incluso el patriotismo se sumaba al interés. Podía haberse quedado en un paseo militar de El Guerrouj. Pero también tuvo suerte porque por detrás se entretuvieron mientras él se iba. Controló la carrera tras su ataque decisivo, el que todos esperaban, y en la misma pista vio por las pantallas como se peleaban sus rivales. "Fue la carrera clásica de táctica y ataque", dijo, "y en la que cada uno jugó sus bazas. Ya vi que se atacaban entre ellos y así yo me escapaba de forma irremisible".
Esa fue la clave. Pero El Guerrouj fabricó su obra de arte desde el principio.
Sin esperar a tener problemas, tomó el mando del grupo nada más comenzar la prueba. Era el gran favorito y no se podía permitir un fallo como el de Atlanta, donde un tropezón le privó quizá de una medalla olímpica. Morceli, el argelino, que se jugaba su prestigio y su trono, seguía tras el marroquí, pero ambos a un ritmo muy lento. Por eso, como en las series anteriores, Reyes Estévez no tuvo vergüenza, alguna en ponerse nuevamente en cabeza con un descaro tremendo. Lo hacía ya ante la flor y nata de la distancia. Iban 500 metros y el paso por el 800, en un tiempo discreto típico de carrera táctica (2.02.04 minutos), era todo un presagio de buena cosecha española. Reyes, El Guerrouj y Cacho, en cabeza, mientras Morceli se quedaba sin poder seguir el ritmo. El tunecino Hakimi llegó entonces a la cabeza, mientras el argelino subía puestos resistiéndose a morir. A falta de 500 metros, según se esperaba, El Guerrouj cambió progresivamente el ritmo y pasó a Reyes, que pareció descolgarse definitivamente. Morceli, en cambio, recuperado, se colocó tras El Guerrouj, seguido por Cacho y Hakimi.
Los momentos cruciales de la carrera llegaban y había dos hombres que estorbaban. El Guerrouj se iba cada vez más a falta de 300 metros y Cacho perdió un tiempo precioso en la curva del 200 para superar a Morceli. Por detrás, a Reyes le ocurrió lo mismo con Hakimi. Cacho aceleró tanto en la entrada de la recta final que por un momento se soñó con que alcanzaría al marroquí. Pero ya no quedaba tiempo.
Tras quedar claro para quiénes irían el oro y la plata las miradas se volvieron atrás y allí surgió Reyes Estévez para dar su estocada. No se había podido acercar a Cacho, pero su gran zancada se comía a Morceli por metros. Y se lo acabó de merendar a falta de un metro. La fiesta española era ya completa.Las dos medallas españolas saben a gloria atlética después de una carrera memorable, espléndida, que quedará en los anales del atletismo. Marcó el fin de un mito, Morceli, no sólo a pies de El Guerrouj, sino de dos españoles.
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