El ataque largo

La carrera, que comenzó de forma confusa, se aclaró cuando Reyes Estévez aligeró un tanto el ritmo hasta los 900 metros. El cambio sirvió para evitar codazos y caídas, aunque el paso era lento (2.04.04 en los 800 metros). Para Cacho era la carrera perfecta, tanto que El Guerrouj se preocupó. No quería un final convulso con muchos atletas en la pomada. A falta de 600 metros, realizó su ataque a la manera del mejor Morceli y el gran Steve Cram. Cacho supo que era el momento y le siguió. Morceli también. El español no acabó de recortar la brecha con El Guerrouj (52 segundos en la última vuelta), pero observó la debilidad de Morceli. De nuevo volvió a confirmarse la habilidad de Fermín Cacho, que cazó la pieza en el momento preciso. En lugar de lanzarse a la improbable aventura de alcanzar al joven marroquí, se aseguró de ganar la medalla de plata. Así que maduró a Morceli, durante 200 metros, hasta la salida de la última curva. Para el plusmarquista mundial fue un calvario. Se desgastó físicamente y se vino abajo cuando fue superado por Cacho. Si venia alguien por detrás, Morceli no tenía futuro. El que venía era Reyes Estévez, que realizó una explosiva recta final que le valió el tercer puesto. Los dos primeras plazas estaban claras: El Guerrouj manifestó una superioridad incontestable y confirmó su condición de heredero de Morceli; Cacho fue Cacho, el hombre astuto que se mueve a la perfección en las grandes competiciones y en cualquier carrera que registre algo parecido a 3.35.