Maite Zúñiga roza la gloria
La atleta española se queda a 10 centésimas del bronce en los 800 metros
"Cuando lo he visto tan cerca en la última recta he dicho: es mía, es mía, es mía, pero según iban pasando los metros decía: creo que no, creo que no... Así de clara fue la vasca Maite Zúñiga, tras rozar su máxima gloria, la medalla de bronce en los 1.500 metros.Maite ya consiguió una en los Mundiales de pista cubierta de Barcelona 95, pero varios meses después de la carrera cuando descalificaron por doping a dos atletas que habían terminado antes que ella en la pista. Ayer tuvo su posibilidad, si hubieran descalificado a la suiza Weyermann, ¡casi 13 años más joven!, que la dominó en la recta final tras abrirse paso dos veces con ademanes muy poco neutrales, según las normas de su país. La portuguesa Sacramento se impuso a la norteamericana Jacobs, ambas destacadas, en una carrera devaluada para el título por las lesiones en series de la rusa Masterkova y de la británica Holmes.
Maite también se aprovechó del trabajo sucio de la helvética en una carrera que se le había puesto muy bien, pero es para lamentarse de ese cuarto puesto que huele a podio nada más. "Sí, ha sido mi mejor clasificación, lo tengo muy claro, pero nunca va a estar una final tan abierta con las bajas que había. En los próximos Europeos de Budapest seguro que serán. más difíciles. Y me siento frustada, porque es la primera vez que termino una final nada cansada. Si hubiera sido décima, pues nada, ha salido mal, pero lo he tenido tan cerca... Si se hubieran ido las tres y yo hubiera salido de hueco, pues bueno pero así se te queda una cara de tonta..."
La española cambió esta vez de táctica y corrió por dentro. Entre la cuarta y la sexta posición hasta que Sacramento y Weyermann, una jovencita de sólo 20 años (Maite va para los 33), empezó a ganarse la medalla a codazos. Por dos veces. Primero se llevó por delante a la sueca Ewerlof, que luego no reclamaría y así alejó las últimas esperanzas para Maite, y después a Jacobs, que como ganó la plata tampoco dijo nada.
La mediofondista española sacó provecho en la pista y así lo confesó después: "He ido siempre por dentro y he intentado colarme cada vez que había un hueco. Al final, la suiza se ha metido a golpes como ha podido, ha abierto hueco y yo he aprovechado para meterme por el mismo agujero. Lo que pasa es que entre que ella se ha abierto y ha salido del grupo, a mí me ha dado e tiempo justo para reaccionar y los pocos metros que me ha sacado ahí he sido incapaz de recuperarlos. Luego, en la última recta hemos tenido que volvernos a abrir para poder pasar por el medio y eso al ritmo que vamos, ya es complicado".
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