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Entrevista:

"Durante años fui incapaz de pasar por la Puerta del Sol"

Anita Martínez Elcoro-Arestizábal siempre ha tenido el corazón rojo y se ha sentido cómoda para defender sus ideales tanto con el clavel del PCE como con la rosa del PSOE. En reconocimiento a su larga labor, a sus 83 años acaba de recibir un homenaje en Leganés, donde reside, en el que se hizo realidad su viejo sueño de lograr la unidad de la izquierda A él se sumaron José Acosta, presidente de la FSM, la dirección de IU en Leganés o Santiago Carrillo.Anita nació en Las Arenas de Getxo (Vizcaya), en el seno de una familia en la que se aunaban el nacionalismo de su madre y la militancia socialista de su padre. Sufrió la guerra, el exilio en Francia, la dureza de los campos de refugiados y la ocupación nazi. Ingresa en el PCE y es nombrada secretaria de organización de la recién creada Unión de Mujeres Españolas que preside, Dolores Ibárruri.

Luego vendría el retorno a España, la clandestinidad, los arrestos y la cárcel. Tras la represión, la alegría de ver legalizado al PCE. La crisis de 1985 en el partido acaba con la marcha de los carrillistas. Anita es una de ellos. En 1990 ingresó en el PSOE. Cuando mira atrás afirma que "el pasado sólo tiene valor si sirve para preparar el futuro".

Pregunta. Le quedan cosas por las que luchar.

Respuesta. Muchas. Hay que consolidar la democracia y preparar a las mujeres para que sean capaces de reivindicar sus derechos que son más de los que ellas creen. Sé que a los 83 años hay limitaciones, y que desde el punto de vista de imagen siempre es bueno que se vea a gente joven, pero hay que saber estar en cada momento y en cada sitio aportando tu granito de arena. Mientras mi cabeza me lo permita procuraré ayudar.

P. Ser progre y mujer, en su época, no parece que fuera fácil.

R. Hubo momentos difíciles: la guerra, la evacuación forzosa y el exilio. En Francia al final llegamos a trabajar en la semiclandestinidad. Cuando me detuvieron en España sentí rabia por dejarme coger, pero entonces no conocía a nadie en Madrid. Los momentos más amargos los pasé retenida en Gobernación con Arias Navarro. Allí vi cómo torturaban a mi compañero Ángel.

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P. ¿Y qué siente cuando pasa y ve el edificio convertido en sede de la Presidencia de Madrid?

R. Durante años fui incapaz de pasar por allí, porque me recordaba la angustia de aquellos días. Me repugnaba. Luego lo superé y ahora creo que se ha convertido en el reflejo de los cambios que se han operado. Lo que antes eran golpes y represión tremenda es hoy un lugar para que los madrileños podamos ir a reivindicar. Eso me produce una enorme alegría.

P. ¿En qué centraría la lucha en Madrid?

R. En acabar con el paro, especialmente el de los jóvenes, y en conseguir de verdad la auténtica unidad de la izquierda.

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