Con la canasta a otra parte
Un equipo de baloncesto de minusválidos cambia Madrid por Alcobendas por falta de medios
La pasión por el balocesto lleva a siete jinetes en silla de ruedas a enfrentarse contra el mundo para poder seguir practicando su deporte favorito. Alcobendas (83.000 habitantes) es ahora la sede de la Agrupación Deportiva San Isidro (Adesif), el único equipo de Madrid en Segunda División de baloncesto en silla de ruedas, que ha huido de la capital -incluso con alguna deuda- para poder sobrevivir a las penurias económicas que le acosan. "Estamos hartos de que el Ayuntamiento de Madrid nos dé 150.000 pesetas de ayuda anual, pero nos cobre 125.000 por el uso del polideportivo del barrio de la Concepción. Para eso, es mejor que no den nada", se queja Carlos Vilanova, uno de los jugadores del recién bautizado Adesif-Alcobendas, que se ha integrado en la disciplina del Club de Baloncesto Alcobendas.Y es que ser un jugador de basket minúsvalido de categoría nacional es toda una heroicidad. Para empezar, las sillas especiales para jugar a este deporte cuestan unas 200.000 pesetas y además hay que desplazarse constanteniente por España. Pero las apariencias engañan: -los baloncestistas minusválidos son auténticos artilleros en la cancha, máquinas de hacer deporte y de meter canastas. El polideportivo municipal de Alcobendas ofrece las canchas gratis a todos los equipos del municipio y además estudia, la concesión de ayudas a esta formación -cuyos jugadores tienen entre 26 y 37 años de edad-, que proyecta abrir una escuela de baloncesto en silla de ruedas en la localidad.
También el Club de Baloncesto Alcobendas se rompe los sesos para buscarles ayudas: "Necesitan renovar las sillas, que tienen una media de 15 años cada una. Nos gustaría que las empresas se volcaran con estos chicos porque son unos deportistas como la copa de un pino", insiste Francisco Molina, el presidente del Alcobendas. "La gente que nos ve por primera vez se queda anonadada y suele repetir; en nuestro baloncesto la lucha es total", cuenta el jugador Mariano Ayala.
Además, el baloncesto ha conseguido que minusválidos con discapacidades producidas por causas muy diversas (parálisis cerebral, paraplejia, amputaciones ... ) se igualen frente a un balón y una canasta y puedan competir a brazo partido. La fundación ONCE les subvenciona los desplazamientos (80 pesetas por kilómetro), pero el equipo se queja de que ha reducido las ayudas para centrarse en los equipos que patrocina directamente, considerados en el mundillo como una especie de NBA.
Pese a todo, el baloncesto les compensa: conocen mundo, ven caras nuevas y si hay suerte encuentran restaurantes o bares de copas adonde pueden ir todos juntos después de los partidos.
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