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Anguita agudiza la crisis de IU con la expulsión de Nueva Izquierda de los órganos de dirección

Julio Anguita consagró ayer la división y la crisis más profunda de Izquierda Unida (IU) desde su nacimiento. En un acto sin precedentes y apoyándose en el peso de la mayoría, intentó acabar con la contestación interna eliminando a los cinco representantes de Nueva Izquierda de los órganos dé dirección. El consejo político decidió en votación secreta: 108 votos a favor de la expulsión y 61 en contra, que, sumados a las 11 abstenciones, suponen que el 40% del Consejo no respalda las sanciones a los disidentes. El conflicto con Esquerda Unida-Esquerda Galega acabó en tablas. Esquerda Unida interpreta que Anguita ha perdido la votacíón al no lograr los dos tercios que se exigen en caso de conflicto federal.

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Dios lo da y Dios lo quita. El líder de IU justificó en este principio las medidas contra Nueva Izquierda adoptadas ayer por el consejo político federal de IU. Él, dijo, les había incluido en la ejecutiva y la presidencia, y él mismo. les retiraba de esos órganos de dirección por "pérdida de confianza". Fue el de ayer un debate largo pero, sobre todo, amargo, áspero y triste. Se llegaron a oír palabras que cortaban como cuchillas: partido estalinista, fusilamientos al amanecer, juicios sumarísimos, engaños, mentiras... Y, por encima de todo, la palabra ruptura.Pero fue también un debate cargado en algunos momentos de emoción, como cuando Cristina Almeida preguntaba si tan mal había hecho su trabajo como responsable del área de la mujer. "Habrá sensación de derrota, pero no de rendición", dijo en un gesto final de rebeldía. Intervenciones que sonaban a despedida, como la de Isabel Vilallonga o rabiosas como la de Jerónimo Andreu que gritó: "Vosotros sí que me habéis engañado, vinistéis a mí para que me uniera a vosotros y ahora me aplastáis con vuestra mayoría".

Anguita, hierático y como ausente, escuchaba las acusaciones sin mover un músculo. Luego, en una intervención que rezumaba ironía y desprecio: "No os hagáis los mártires de la libertad, que no lo sois. Sois los conculcadores de los estatutos". Y a medida que hablaba subía un peldaño más: "Apeláis a la libertad, al cambio de proyecto, os amparáis en que ya no es el vuestro como hacen todos los liberticidas". "No hagáis", les aconsejó, "épica de lo que sólo es picaresca".

A Cristina Almeida, a Diego López Garrido, a Juan Berga, a Isabel Vilallonga y a Jerónimo Andreu les acusó de mantener ataques continuos contra "las decisiones democráticamente adoptadas". Incluso dejó abierta la posibilidad de revocar su inclusión como partido en la coalición.

Los responsables de Nueva Izquierda estuvieron bastante solos. Nadie recordó que Cristina Almeida, su presidenta, es una de las firmantes del acta fundacional de IU. Una enmienda presentada por López Garrido ni siquiera se sometió a votación, y otra de Vilallonga se votó dos veces porque la primera vez la había ganado.

Para ser exactos, hay que decir que hubo voces a favor de Nueva Izquierda. A las de Espacio Alternativo y la Tercera Vía hay que añadir la de Salvador Goya, de Iniciativa per Cataluña (IC). Pedro Marsé le contestó ásperamente por lo que consideró una injerencia de IC en los temas de IU.

En cualquier caso, la fractura de IU siguió por la noche, cuando el consejo votó una resolución boicoteando el apoyo político y económico a Esquerda Galega. A pesar de los esfuerzos de Anxo Guerreiro por demostrar que el acuerdo con los socialistas era legítimo política y jurídicamente, Anguita despachó esa cuestión negando validez al protocolo firmado en su día entre IU y EU-EG.

También aquí la votación fue secreta: 101 votos a favor de la resolución y 56 a favor de que se respetara la autonomía de Esquerda Galega, tres abstenciones y dos votos en blanco. Los gallegos interpretan que, en caso de conflicto federal, y creen que este es un caso claro, para aprobar una resolución así se necesitan dos tercios de los votos emitidos. Anoche Anguita no los consiguió.

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