El salón aeronáutico de Le Bourget acaba con contratos por valor de 1,5 billones
La amenaza de que estalle una guerra comercial entre Europa y Estados Unidos a raíz del proyecto de fusión de Boeing con McDonnell Douglas y la reestructuración del sector de la aeronáutica en Francia han dominado el salón anual de la aeronáutica que concluyó ayer en Le Bourget. Pese a estas tensiones, la feria ha reflejado una cierta recuperación del negocio. De hecho, las empresas aeronáuticas han anunciado a lo largo de los diez días que ha permanecido abierto el salón contratos por valor de 60.000 millones de francos (unos 1,5 billones de pesetas).Uno de los sectores más activos ha resultado ser los fabricantes de pequeños aviones para uso privado o para vuelos regionales. Los grandes fabricantes de aviones comerciales también han cerrado importantes acuerdos.
El consorcio europeo Airbus, que llegó a la feria con una cartera de pedidos mayor que su competidor Boeing, se va con un balance aún más positivo. Ha logrado 71 nuevos contratos, algunos de ellos aún por confirmar, por valor de 3.500 millones de dólares (más de medio billón de pesetas). El pedido más espectacular ha sido el firmado con la compañía aérea estadounidense Northwest, que quiere comprar 50 aparatos A319.
Perfil modesto de Boeing
Boeing, que es el principal fabricante aeronáutico del mundo, ha logrado 21 pedidos de aviones, varios de ellos aún también por confirmar, por un importe de 1.700 millones de dólares. Esta cifra contrasta con los 6.000 millones de dólares que logró contratar en septiembre de 1996 en el salón de Famborough (Reino Unido).Un observador europeo de la industria aeronáutica cree, sin embargo, que Boeing, al que se acusa de tener una posición de monopolio en el mercado, ha evitado anunciar nuevos contratos para no exacerbar los ánimos. "Los constructores aplazan generalmente los anuncios de nuevos contratatos hasta la celebración del salón, pero este año Boeing ha preferido anunciar el mínimo número de pedidos", señala.
Boeing intenta evitar a toda costa el enfrentamiento con las autoridades europeas y estadounidenses encargadas de velar por la competencia y que deben dar su aprobación a la fusión con McDonnell el próximo julio.
Esta operación está valorada en 14.000 millones de dólares (más de dos billones de pesetas). La industria europea argumenta que la fusión dará lugar a un mastodonte de la industria que controlará el 80% del parque mundial de aviones en servicio. Rechaza también los contratos de exclusividad que tiene Boeing con tres grandes compañías aéreas americanas, que impiden la competencia de Airbus, y reclama la renegociación del pacto alcanzado entre la Unión Europea y EE UU sobre las subvenciones al sector.
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