"La unión monetaria es un error"
Gary Becker es implacable en sus afirmaciones. Este profesor de la neoliberal escuela de Chicago, de 66 años, considera que las soluciones para luchar contra el paro en Europa son exactamente las contrarias a las que está proponiendo la izquierda recién llegada al poder en Francia. Critica el afán europeo de confiar al Estado la creación de empleos y olvidarse del sector privado. Considera un error seguir adelante con la unión monetaria pues teme que el euro, lejos de traer los frutos deseados, provoque un aumento del ejército de parados dada la escasa movilidad de la fuerza laboral europea. Becker, que visita estos días España, recibió el Premio Nobel de Economía en 1992 por su análisis económico del comportamiento social.Pregunta. Usted siempre ha criticado el proyecto de la moneda única. Dadas las dificultades presupuestarias en Alemania y Francia, ¿cree que se optará por la constitución de un euro débil participado por muchos países?
Respuesta. Antes de nada, quiero aclarar algo: el principal problema de Europa es el desempleo. Si Europa no lo soluciona, dudo de que pueda sacar adelante la unión monetaria en 1999, independientemente de que ésta sea amplia o reducida. No creo que el cumplimiento estricto de los criterios de convergencia sea tan importante. Estos se interpretarán de una manera flexible. No hay una gran diferencia entre tener un déficit público del 3% o del 3,2% del PIB.
P. Pero la unión monetaria aporta beneficios...
R. E inconvenientes. Ésa es la pregunta clave, qué gana y qué pierde Europa al adoptar la moneda única. Conseguirá simplificar las transacciones comerciales, eliminar los riesgos del tipo de cambio y forzar la unión política. Son las principales ventajas. Pero creo que las desventajas son mayores. El mundo va hacia una mayor descentralización y la moneda única va en la dirección contraria: el poder se centraliza en Bruselas. Otro problema es que se elimina la oportunidad de ajustar los tipos de cambio, de las divisas a las distintas circunstancias que existen en la Unión Europea. La gente compara muchas veces Estados Unidos con la UE. Nosotros tenemos una moneda común, pero también una fuerza laboral que se traslada fácilmente de un Estado a otro. Europa no es así. Ni siquiera la gente del sur de Italia, donde el paro asciende al 20%, se va al Norte, cuya tasa de desempleo no llega al 3%. La flexibilidad para ajustar el tipo de cambio de las divisas es esencial. Así que pienso que es un error seguir adelante con la unión monetaría.
P. Quienes defienden la moneda única sostienen que servirá para forzar la flexibilización de los mercados laborales.
R. Pero eso es como decir que si imponemos la suficiente miseria a la gente, ésta acabará aceptando los cambios. Es cierto, pero me temo que el resultado será muy diferente. Acabarán aumentando los subsidios que las regiones más ricas de Europa están ya destinando a las más pobres. Y ello provocará un fuerte resentimiento entre quienes pagan y quienes reciben. Habrá fuertes fricciones y se correrá el peligro de dividir Europa.
P. Hace dos años criticó el programa electoral del Partido Popular por no incluir cambios significativos en la política económica. ¿Qué opina ahora?
R. No conozco la situación con detalle. Teniendo en cuenta esto, creo que lo poco que ha hecho este Gobierno ha sido útil. Me parece un paso en la buena dirección el acuerdo entre la patronal y los sindicatos que recorta el coste del despido, aunque yo creo que éste debería ser libre, a negociar entre el trabajador y el empresario. Además, la negociación colectiva tiene aún en España un peso excesivo a la hora de fijar los salarlos. Mi pronóstico, por tanto, era bastante acertado. Ya lo dije en el caso de Francia, cuando ganaron las elecciones anteriores los conservadores. No hicieron nada y han merecido perder. El Gobierno español ha hecho mas que el francés, pero no suficiente.
P. La reciente victoria socialista en Francia ha desatado un intenso debate en Europa en torno al desempleo y el coste excesivo que ha tenido en la actividad económica la reducción de los déficit públicos. ¿Es posible crear empleo a costa de rebajar las exigencias de estabilidad macroeconómica?
R. La izquierda europea no puede estar más en lo cierto al señalar el paro como el principal problema, pero no estoy de acuerdo con las recetas que pro ponen para combatirlo. Yo no creo que la causa del desempleo sea el cumplimiento de los criterios de convergencia. Las soluciones al problema del paro en Europa son exactamente las contrarias de las que propone el nuevo Gobierno socialista francés. Creen en el reparto del trabajo y la reducción de la jornada, laboral como solución al desempleo, culpan al avance tecnológico del paro y afirman que las políticas de reducción del déficit y de la inflación están destruyendo puestos de trabajo. No lo creo así. Hay tres razones claras por las que Europa no crea empleo: los elevados impuestos sobre el trabajo; una regulación excesiva, tanto en los mercados laborales como en la creación de nuevos negocios, y una importancia desmesurada de los convenios colectivos, que impiden a las industrias ajustarse a sus circunstancias particulares. No creo que el desempleo en Europa sea un misterio. Se puede resolver, como han demostrado algunos países que se han movido precisamente en las tres direcciones que acabo de mencionar. El problema del paro en Europa es fundamentalmente político y no económico.
P. Pero esas reformas que usted propone han ampliado en algunos casos las diferencias en las rentas de los trabajadores mejor y peor pagados.
R. Sí, en EE UU y en el Reino Unido han crecido las diferencias en las rentas. Así que Europa dice: "No queremos ser como ellos". Pero no creo que sea el argumento correcto. La diferencia ha aumentado porque la tecnología moderna favorece a los trabajadores mejor preparados. ¿Cuál es el impacto de este cambio en Europa continental? Las fuerzas son las mismas. El resultado, sin embargo, es que los trabajadores menos cualificados no son capaces de encontrar traba . o por culpa de las rigideces del mercado laboral. Así que en estos países se produce una clara división entre los que están dentro y los que están fuera del mercado del trabajo. Los primeros tienen trabajo independientemente de si están preparados o no, y apenas han crecido en los últimos años. Los de fuera son los que no tienen empleo, incluso si están preparados. Estos últimos han crecido mucho. Se trata de los jóvenes, de las mujeres, de los inmigrantes y de los parados de larga duración.
P. ¿El exceso de desigualdades no es también un problema?
R. Puede que en Estados Unidos haya mucha desigualdad, pero me parece que ésta es más justa que la que se da en Europa. El desempleo tiene unas consecuencias devastadoras en la autoestima de una persona. La tasa de suicidio es mayor entre los parados, también la de alcoholismo, drogadicción, separación de matrimonlos... Es mucho mejor para una persona tener un trabajo y ser capaz de ganar su propia renta que el sentimiento de depender de un Estado para sobrevivir.
P. ¿Qué le parece la propuesta francesa de usar parte del presupuesto de la UE, con el que se subvenciona la agricultura, a financiar políticas activas de empleo?
R. Creo que es una equivocación. Los subsidios que se destinan a la agricultura me parecen un error. Hacemos lo mismo en EE UU y estoy absolutamente en contra. Recelo de cualquier política que pretenda subvencionar el empleo. Los programas de formación impulsados por los Gobiernos han sido, en general, un completo fracaso. Y si se intenta hacer a través de inversiones en infraestructuras, me parece otro error. El problema en Europa es que el sector privado no está creando empleo y lo peor sería aumentar la dependencia del sector público. En Europa occidental no ha aumentado el número de empleos en el sector privado desde 1965. Es un dato aterrador.
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