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Aznar y el PP aprovechan el aniversario del 15-J para declararse herederos de la transición

Javier Casqueiro

El presidente del Gobierno, José María Aznar, afrontó ayer el acto que le preparó su partido para conmemorar los 20 años transcurridos desde las primeras elecciones democráticas en España (15 de junio de 1977) con dos objetivos: extraer provecho político de lo que sucedió en la- transición desde un punto de vista histórico y, también, desde una perspectiva personal. Aznar recordó que entonces, con 23 años, él votó a UCD, y su esposa, a AP. Esa confesión le sirvió para remachar, ante Manuel Fraga y 700 de sus dirigentes, que los protagonistas de la transición coinciden ahora, "todos básicamente", en el PP.

El PP pretende, ganado ya electoralmente para beneficio de Aznar un gran espacio del centro político del país, absorber también una buena parte de crédito histórico de la transición. Los populares se volcaron ayer en el festejo central organizado para cumplir con el XX aniversario del 15-J de 1977.Fue un encuentro fundamentalmente emotivo y sentimental, pero le sirvió a Aznar de plataforma para destacar "el espíritu de diálogo y consenso" de la transición. Y lo amortizó también al resaltar que él siempre, desde una "identificación temprana", se ha sentido heredero de lo que supuso aquella época.

Aznar admitió primero que no tuvo ningún papel público en aquellos tiempos, excepto como "vecino de Madrid" y votante de UCD, para, a continuación, recoger aquel testigo y sumarlo a su actual responsabilidad.

El presidente del Gobierno ha extraído al menos tres "meollos" de la transición: la legitimidad democrática y sin monopolios de todas las fuerzas políticas, el inicio del proceso de descentralización de una España plural y la puesta en marcha de las reformas sociales y económicas desde el diálogo y el acuerdo. También valoró especialmente el papel de los medios de comunicación en aquellos años.

Luego, ya desde el punto de vista íntimo, Aznar quiso sumar a su bagaje el prestigio de la extinta Unión de Centro Democrático (UCD). Reveló que en su casa, en aquellos comicios, se repartió el voto entre la UCD de Adolfo Suárez y la AP de Manuel Fraga. Y apostilló que el tiempo ha demostrado, según su criterio, que tanto él como Ana Botella votaron lo mismo y que su rebeldía en favor de UCD no le ha impedido progresar luego en el PP.

"Estamos ahora todos juntos", enfatizó Aznar sobre el resultado de la transición. "El mérito histórico de esa operación está en sus protagonistas, que empujaron en la misma dirección, y ahora coincidimos todos, básicamente, en la misma fuerza política", concluyó. "¿Donde están los centristas de entonces y quienes hemos recogido el testigo?", se preguntó. "Hoy, después de 20 años, tenemos un gran partido de gobierno, con una mayoría parlamentaria sólida".

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El jefe del Ejecutivo apreció otra analogía entre su partido y la transición: "Nuestra mayoría de edad ha coincidido, significativamente, con la de la democracia y con el primer año de Gobierno del Partido Popular". Y finalizó emplazando a todos en la "ambición española" de alcanzar la "oportunidad histórica" europea.

Al acto de ayer acudieron al menos los 237 diputados y senadores que se hicieron antes la foto oficial con Aznar en la escalinata de los leones del Congreso, seis ministros, una decena de presidentes autonómicos y del partido, dirigentes nacionales y territoriales, y una decena de ex ministros de UCD. No estuvo el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos.

Se echó en falta, sobre todo, a Adolfo Suárez, el promotor de la UCD. Para llenar su hueco, se recurrió al discurso emocionado, irónico y hasta mordaz de Rodolfo Martín Villa, de 62 años, su vicepresidente y uno de sus más simbólicos ministros. Éste seleccionó, entre múltiples guiños, toda una "junta de portavoces de la transición en el reino de los cielos": Pío Cabanillas y José María Ruiz Gallardón (PP), Carmen García Bloise (PSOE), Josep Solé Barbera (PCE), Josep Tarradellas (CiU), Juana Ajuriaguerra (PNV) y Rafael Stinga (Coalición Canaria).

Al son de 'Libertad sin ira'

El PP no escatimó esfuerzos para que la conmemoración -20 años en democracia 1977-97- saliera celestial. Se alquiló un buen salón de baile (Círculo de Bellas Artes), se montó el escenario con grandes pantallas y mensajes, se adoptó como hilo musical la canción Libertad sin ira, de Jarcha, y se fichó a impresionantes azafatas y a Isabel Tenaille como locutora.Antes de Aznar, el partido estudió bien el tipo y la simbología de los oradores. La sorpresa fue una concejal de Irún, Arantxa Quiroga, responsable de áreas relacionadas con la cultura, la juventud, los deportes y el euskera, que tenía tres años en 1977, y que ensalzó como representante de las nuevas generaciones la dificultad de ser político en Euskadi.

Manuel Fraga, el presidente fundador del PP, de 74 años, reivindicó desde toda su experiencia un proyecto de "Estado y autonomías, y no otra cosa" y pronosticó que el Gobierno Aznar se citará en los libros de historia.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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