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Encender el Luz

Una cadena catalana invierte 4.000 millones en el lujoso hotel cerrado en la Castellana

El otrora suntuoso hotel Luz Palacio, enclavado en la zona más distinguida del paseo e la Castellana, va a salir pronto del abandonado apagón en el que permanece eclipsado desde hace siete años. El que fuera en su día uno de los diez más lujosos hoteles de la ciudad, amén de ser el preferido del equipo de fútbol del Real Madrid en sus concentraciones capitalinas, va a ser remozado y reutilizado nuevamente como hotel tras su adquisición, a la filial de la empresa sueca Nickel, por la cadena hotelera Hesperia, con sede en Barcelona.Hoteles Hesperia, SA, cuenta con 24 establecimientos. hoteleros en Canarias, Baleares y Andalucía, en la costa y en la capital catalanas. Su plantilla es de 760 empleados y su facturación anual, de unos 8.000 millones de pesetas, según Aurelio López González, consejero delegado de la empresa. La compañía hotelera va a invertir, entre compra y puesta a punto, 4.000 millones de pesetas en el arreglo del hotel madrileño, reconoce López González: "Contará con 175 habitaciones, 14 suites, más piscina, sauna y cines; la capacidad de s as salones será de mil personas. Tendrá categoría cuatro estrellas superior", agrega Aurelio López.

El Luz Palacio ha pertenecido a diferentes propietarios, entre otros al magnate suizo Marc Rich, la cadena hotelera Tryp y la compañía Dorna, según el consejero de la empresa adquirente. Los mármoles, cristaleras nobles, tapices, alfombras y cuadros que lo decoraron durante sus cuatro lustros de vida fueron subastados hace años. Su interior es ahora un erial. "Está todo derrotado", reconoce Gregorio Jiménez, extremeño de Plasencia, portero de la finca contigua, el portal 59 de Castellana.

El edificio del confortable hotel muestra hoy su fachada marmórea con los cuadros de acero de las suites polvorientos, opacos sus entonces relucientes cristales, por la desidia y el abandono; el frontal de mástiles sobre el porche, que saludaba a los recién llegados, se halla medio abatido; todo el conjunto permanece cercado por una valla metálica, por toda protección. Los salones del hotel fueron especialmente frecuentados por la artista flamenca Lola Flores, cuyo domicilio se hallaba en la cercana calle de María de Molina, así como por el ganadero Victorino Martín, entre otros huéspedes de nombradía. También la Platajunta, coalición clandestina que pugnó por la democracia en las postrimerías del franquismo, se reunió en sus distinguidos aposentos.

Ahora, todos esperan el otoño, fecha del comienzo de las obras, que durarán hasta junio de 1998. Entonces, el paseo de la Castellana recuperará quizá un pedazo dé su antiguo -y lujoso- esplendor, mármol y acero.

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