El Racing sigue tropezando en casa
Decididamente, el Racing no sabe ganar en su propio feudo. Lleva dos meses y medio, desde el 16 demarzo, sin anotarse los tres puntos en El Sardinero. Es la asignatura pendiente del equipo de Marcos Alonso cuando ya finaliza el curso escolar. Demasiado tarde. Ante el Compostela firmó un empate meritorio, tras remontar un 0-2 adverso. En la primera mitad, sólo el empuje y el genio del argentino Schurrer mantuvo con vida a su equipo. Ciertamente el defensa racinguista no es un jugador testimonial. Deja la piel en el campo. Es capaz de todo: de agarrar a Fabiano por la camiseta en el área y propiciar el penalti; y a renglón seguido, realiza la jugada más espectacular del partido: se adueña del balón en su área, cruza el campo como un ciclón, cede la pelota a Arpón por la izquierda y el mismo Schurrer propina un cabezazo que Rafa despeja in extremis. Alberto fue la contrafigura de Schurrer. Al delantero le tocó interpretar el papel de héroe desdichado. Por dos veces consecutivas falló solo ante el portero. Sin embargo, en el minuto 51 fue capaz de inventarse una jugada increíble. Recibió un balón de espaldas a la puerta y resolvió el lance con un formidable disparo que batió al meta Rafa.Y es que el fútbol tiene sus razones, a veces de apariencia tan disparatada que producen el rechazo encolerizado del público. Nadie comprendió el cambio de Alberto por Correa. El delantero había marcado un gol maravilloso, y Marcos Alonso premió la máxima jugada del fútbol con la sustitución. Sin embargo, decisiones como ésta llevaron la pasión a la grada: el tedio dio paso al morbo. cada vez que Correa o Zalazar, los dos cambios discutidos de Marcos, tocaban la pelota el público establecía su tabla particular de agravios comparativos. Así discurrió el partido hasta un final sin vencidos ni vencedores.
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