Anuncios inoportunos
La confirmación de que un técnico no renovará merma el rendimiento del equipo
Que el desplome del Madrid ha coincidido en el tiempo con el anuncio de la marcha de Fabio Capello es una evidencia. Hay quien otorga a este detalle un valor anécdotico y hay quien le concede una importancia decisiva. Lo cierto es que la historia reciente del campeonato está poblada de sucesos similares: la efectividad de un equipo disminuye cuando se conoce que el entrenador de tumo no va a seguir en el curso siguiente. El Madrid, antes del comunicado de Capello, había conquistado el 76% de los puntos en juego y tan sólo había perdido un encuentro. Tras el anuncio de su fuga, el conjunto blanco ha duplicado el número de derrotas y sólo ha obtenido el 50% de los puntos en liza.No es algo nuevo. Ya el Deportivo pagó la noticia de que su técnico abandonaría el club al final de temporada. Hablamos del curso 1994-95. Las relaciones entre el preparador y la plantilla se enfriaron; el Madrid, líder, se escapó a ocho puntos, y sólo una reunión de urgencia para cerrar filas salvó la caída. Al final, el Deportivo compitió por la Liga y conquistó la Copa. Pero Arsenio, aunque tampoco rechaza lo contrario, no se quita de la cabeza que tal vez si el anuncio de su marcha no se hubiera producido el título de Liga habría entrado en las arcas del Deportivo.
"Estos anuncios", comenta el preparador gallego, "siempre te dejan una especie de vacío de poder-peligroso. A lo mejor habría pasado lo mismo que al final sucedió, pero quién te niega lo contrario. Cosas así generan desazón. Porque en cuanto aflojas un poco el equipo se resiente. Es algo involuntario, pero sucede".
Con todo, el prototipo es el Tenerife. Hasta tres veces le ha sucedido lo mismo, con idénticos efectos nocivos. Se hundió el conjunto isleño cuando conoció que Jorge Valdano no seguiría (temporada 1993-94), y se hundió cuando al año siguiente se supo que Cantatore no continuaría (1994-95). Este mismo curso, su efectividad ha mermado desde que se sabe que Jupp Heynckes abandonará la entidad el 30 de junio. No falla.
Hay presidentes que parecen conocer estos efectos. Un caso podría ser José María Caneda, el jefe del Compostela. En la temporada 1994-95, tras estallar sus divergencias con el técnico, Fernando Santos, decidió acabar con él. Pero públicamente insinuó que el entrenador tenía garantizada la renovación. El Compostela se salvó del descenso en el último partido de Liga. Pocas horas después, Caneda sorprendió al personal con el anuncio de la marcha de Santos.
Vistos los precedentes no es exagerado sospechar que en la caída del Madrid ha tenido que ver el inoportuno anuncio de Capello. Los números cantan.
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