Los 'ninjas' españoles caen en la prorroga

Talant Duishebáiev, el ninja español según la prensa japonesa erró el tiro 8 segundos antes de la prórroga con el marcador igualado. Eso ocurrió un minuto después de que Rafael Guijosa fallase otro con ventaja de un gol. Pero la historia sólo dirá que España perdió con Suecia por cuatro goles y no pasó a la semifinal contra Hungría, previsible víctima. Aparte de la mala suerte y de la veteranía y clase de los suecos, la selección de Juan de Dios Román olvidó una vez más que sus extremos son muy buenos. Hoy (06.00 horas, TVE-1), comienza la lucha por el 5º puesto contra Islandia."Sería injusto hablar de fracaso porque la derrota es inmerecida y somos uno de los dos mejores equipos de este Mundial, junto a Rusia", dijo Román tras consolar a los jugadores en el vestuario. El seleccionador analizó el partido: "Suecia sólo ha jugado mejor en la segunda parte de la prórroga. Es verdad que el poco juego a los extremos ha sido uno de nuestros errores. Pero teníamos el partido ganado ;si Guijosa o Duishebáiev hubieran marcado ahora hablaríamos en otros términos. Por eso creo que debe hablarse de mala suerte, y no de fracaso".

Además de exculpar a los árbitros -"Sus errores no influyeron en el resultado"-, Román concluyó: "Es muy difícil- motivar a los jugadores en estas circunstancias para que ganen a Islandia. Pero lo intentaremos".

Dos viejos fantasmas renacieron ayer en la selección. El más importante, la Talantdependencia, consiste en cargar mucho juego en Duishebáiev y confiar en sus genialidades; esa nunca puede ser una buena táctica en un equipo con excelentes extremos.

El otro tiene que ver con la excesiva motivación de Mateo Garralda en cada enfrentamiento con los suecos, que se la tienen jurada. Román era muy consciente de ese problema, por lo que alineó a Urdangarín en el equipo inicial a pesar de que Garralda era uno de los máximos goleadores del Mundial. La apuesta salió bien porque el lateral vasco hizo ayer su partido más completo y convirtió en gol sus tres primeros disparos.

Sobre esos factores y con la memorable actuación de Jordi Núñez bajo los palos, España dio siempre la sensación de que iba a ganar aunque fuera sufriendo mucho. Hacia la mitad de la segunda parte los suecos perdían por 17-15 y 18-16, y daban una imagen de nerviosismo e impotencia. Sin embargo, los dos fantasmas mencionados pululaban por la pista; Duishebáiev combinaba grandes aciertos con algunos errores mientras los extremos apenas tocaban bola; y Garralda, que tenía que suplir a Urdangarín para no agotar a éste, jugaba con mucha víscera y poco cerebro.Así llegó el fallo de Guijosa, infrautilizado hasta ese momento; y el de Duishebáiev, que había marcado los tres goles anteriores. Y la prórroga, cuya primera mitad terminó en empate. Entonces se vio la diferencia entre un equipo conjuntado desde hace siete años y otro más potente pero demasiado apoyado en un sólo hombre. Los ninjas españoles no están exentos de la mala suerte; por eso, este Mundial será uno más para ellos a pesar de que quizá sean los únicos capaces de frenar a la implacable maquinaria de Rusia.