Ricart se niega a contestar a un interrogatorio que pretendía probar su implicación en el 'caso Alcasser'
Casi una hora aguantó impertérrito Miguel Ricart a la catarata de preguntas que lanzó contra él el abogado de la acusación popular Virgilio Latorre. El procesado, que desde el primer momento anunció su negativa a responder, fulminó con la mirada al letrado cuando éste subrayó que no era posible que recordara con todo detalle lo que hizo los siete días anteriores al del triple crimen y, en cambio, sufriera prácticamente una amnesia total sobre su coartada para la noche del 13 de noviembre de 1992. El interrogatorio puso en evidencia los sospechosos indicios existentes en el sumario contra Ricart.
"No voy a contestar porque la presidenta de la asociación Clara Campoamor [acusación popular] hizo el lunes unas declaraciones en televisión que no me gustaron nada", argumentó para explicar su negativa. El presidente del tribunal, Mariano Tomás, recordó al encausado. que no está 'obligado a declarar y que tiene derecho "hasta a mentir". Tras aceptar que se incluyeran en el acta del juicio las preguntas previstas por la acusación popular, en contra de la postura expresada por la defensa decenas de interrogantes chocaron contra el muro de silencio de Ricart.Latorre comenzó por señalar que el procesado viene manteniendo que lo único cierto de todas sus declaraciones sumariales es su rúbrica, ya que sostiene que le fueron arrancadas bajo tortura o presión psicológica. "¿Por qué no dio instrucciones a ninguno de los siete abogados que ha tenido estos anos para que denunciaran estos hechos?", inquirió.
Con la precisión del cirujano que maneja un escalpelo, Latorre desmenuzó el sumario y su brayó las "mentiras" contadas por Ricart. Una de ellas, al afirmar que estaba en prisión cuan do fueron secuestradas Miriam García, Antonia Gómez y Desirée Hernández, comprobando en pocas horas la Guardia Civil que no era cierto.
En fila india
A continuación, desgranó detalles aportados por Ricart en sus confesiones que difícilmente pudieron haber sido imaginados por alguien que no conociera o participara en los hechos. "¿Le indicó la Guardia Civil que dijera que cuando bajaron del coche subieron a las niñas a la caseta de La Romana en fila india y que usted iba el último y llevaba una linterna?". "¿Le informó la Guardia Civil que usted debía decir que sujetó a Antonia mientras Antonio Anglés ataba a Miriam y Desirée?". "¿Y también le dijeron que tenía que decir que cuando Antonio penetró a Antonia ésta daba muestras de dolor?". Ricart, con la barbilla apoyada en sus manos esposadas y con la mirada fija en el tribunal, escuchó entonces las preguntas que pueden afectar más directamente a su participación en el crimen. "¿Le informaron [los agentes que le detuvieron] de que tenía que decir cómo penetró a Desirée y que ésta no opuso resistencia, pero sí se resistió con Antonio?". "¿Cómo es posible que la Guardia Civil le informara sobre todo esto y que los más notorio, el arrancamiento de un pezón a Desirée, afirme usted que lo ignora?". "¿Se lo arrancó usted?". Y llovieron más preguntas. "¿Cómo es que en la primera declaración judicial ya habla de la posición en que fueron enterrados los cadáveres de las niñas si usted mantiene que se lo dijeron más tarde los guardias civiles que le visitaron en la cárcel. de Castellón?". "¿Puede explicar cómo es posible que la Guardia Civil le dijera entonces la posición de los cuerpos cuando. resulta que el estudio de la posición no se conoció hasta cuatro meses después?".
La secretaria judicial siguió apuntando interrogantes. "¿Como sabía que Antonia estaba desvanecida o muerta cuando recibió el disparo junto a la fosa si el informe de la autopsia no se conoció hasta cuatro meses después?". "¿Quién le dijo que tenía que decir que sujetó a las niñas por las piernas mientras Antonio las violaba?". Y sobre este punto: "¿Sabe que en la primera autopsia no se encuentran marcas en los tobillos?". "¿Sabe que es en la autopsia del forense Luis Frontela donde se mencionan y que su informe es de agosto de 1994, un año después de su declaración"?.
La larga lista de enigmas también se refirió a otros posibles participantes en el triple crimen de Alcásser. Ricart afirmó el lunes que "por morbo" había inventado la historia de que Antonio Anglés y él abandonaron en la caseta de la montaña a las niñas para bajar a comprar tres bocadillos al bar Avenida de Catadau (Valencia). El acusador popular recordó que en 1993 había hablado de dos bocadillos y ahora de tres. "¿Para quién era el tercero?", quiso saber el abogado. "¿Quién o quiénes le acompañaron y por qué no lo dice al tribunal?", remachó.
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