Enfermos en prisión
Tras muchos años de cárcel, en algunos de los miembros de los GRAPO han quedado secuelas irreparables. De ahí que la banda armada exigiera al Gobierno la liberación de cuatro de sus activistas más enfermos antes de sentarse a negociar la paz. Milagros Caballero y Juan Manuel Pérez Hernández ya están en libertad; José María Sánchez Casas y Juan José Donoso Pulido aún esperan la gracia del Gobierno.Milagros Caballero, la mujer de los GRAPO puesta en libertad el 1 de abril, llevaba entre rejas desde 1986. Durante 14 meses, entre los años 1989 y 1990, mantuvo una huelga de hambre que la marcó para siempre. Milagros padece el síndrome Wernicke-Korsakoff por- carericia de vitamina B1, lo que la produce pérdida de equilibrio, descoordinación de movimientos, atrofia muscular, vértigos y problemas de visión. Para desplazarse tiene que recurrir a la ayuda de un andador.
El ingeniero Juan Manuel Pérez Hernández, puesto en libertad con anterioridad, padece "trastornos graves de la personalidad", según un dictamen médico que considera su enfermedad como "minusvalía definitiva". Tiene "miedo a ser envenenado" y rechaza incluso la comida que le llevan.
Sánchez Casas -internado en Sevilla 2- padece las secuelas propias de un infarto, y Donoso Pulido -Puerto de Santa María (Cádiz)- sufre un grave trastorno psicológico.
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