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Reportaje:PLAZA MENOR - ALPEDRETE

Tapando señas

Junto a la cantina dela estación ferroviaria de Mataespesa- Alpedrete se abre una recoleta y humilde terraza que adornan macetas y arbustos. He aquí un sitio ideal para sentarse a ver pasar los trenes, pacífica y contemplativa distracción, casi en desuso y propia de veraneantes jubilados. Alpedrete, pueblo serrano en los aledaños, de Collado Villalba, cambió hace tiempo las canteras que lo bautizaron y dieron renombre por las industrias del ocio turístico y del sector servicios. Sobre sus dehesas ganaderas, cuyos pastos fueron históricamente codiciados e invadidos por los pastores segovianos, se levantan hoy urbanizaciones y colonias, las más antiguas, seguramente construidas con la buena piedra berroqueña de la localidad. La capital de la provincia y el Estado se empedró también con adoquines de Alpedrete, cuenta el cronista. Jiménez de Gregorio, que recoge también dos versiones en la clásica e inútil polémica de siempre sobre el clarísimo origen del topónimo. Alpedrete viene igualmente de piedra en el latín "Ad petrum" o en el arábigo de "Al, Pedrete". Agradecida la localidad a las berroqueñas moles que lo circundan, construyó recientemente un pétreo y redundante monumento a la piedra a la entrada de la villa para. perpetuar el recuerdo de una actividad, la cantería, casi al borde de la extinción en estas latitudes. Aún quedan dos talleres de labra, pero las losas, cuenta el alcalde, Miguel Ángel Alonso, del PP, hay que traerlas a veces de otras comarcas madrileñas, por ejemplo, de Cadalso de los Vidrios.Incluso después de clausuradas las cantera s han seguido rindiendo servicio al pueblo. Las lagunas que brotaban de las excavaciones fueron hasta hace poco magníficas y a veces peligrosas piscinas donde se zambullían nativos y veraneantes para aliviar los rigores estivales. Hoy, una de ellas alberga una piscifactoría, una granja de truchas, mientras que otras explotaciones abandonadasprestan su utilidad como escombreras, contribuyendo a solucionar uno de, los problemas que acucian a otros pueblos de la comarca. Esto de rellenar las canteras, cuenta el alcalde, es para algunos vecinos del pueblo como tapar sus señas de identidad, algo maltrechas tras las sucesivas oleadas de forasteros que siguen llegando a la localidad y por la transformación de muchos veraneantes en residentes a tiempo completo.

La iglesia parroquial de Alpedréte, consagrada a la Asunción de la Virgen, tiene hechuras de fortaleza medieval en surecia fachada que remata una sólida espadaña donde no falta el emblemático nido, de cigüeñas. Junto al templo se levanta una. casa consistorial, un edificio moderno, pero con modestas reminiscencias escurialenses y herrerianas sometídas a un reduccionismo de maqueta. La plaza que conforman el lateral de la iglesia y la fachada del Ayuntamiento es, obviamente, un rectángulo de piedra pura y dura sin más adornos que sus farolas neofernandinas y las esferas berroqueñas que desde los tiempos de los Reyes Católicos simbolizaron las pretensiones imperiales de los Austrias en cuyos dominios no se ponla el sol.

En un librito redactado por Florentino de Andrés Jalvo, que fue párroco de la localidad, la historia grande y pequeña de Alpedrete aparece enmarcada en los registros parroquiales y bajo las, advocaciones de la Asunción y de Santa Quiteria, una santa viajera y misteriosa a la que acompañó el milagro desde el mismo instante, de su nacimiento a raíz de un parto múltiple en el que fueron alumbradas nueve criaturas, todas santas y mártires, todas merecedoras del patronazgo de las mujeres estériles o de los ginecólogos atareados. Ginebra, Basilisa, Germana, Victoria, Marina, Eufemia, Quiteria, Marciana y Librada, hijas de un cónsul romano jubilado residente en la ciudad pontevedresa de Tuy, incurrieron en la ira paterna por convertirse en masa al cristianismo y se buscaron ellas solitas la codiciada palma del martirio, en virginal competencia.

El culto a santa Quiteria pudo llegar a Alpedrete con los canteros gallegos que vinieron a labrar las moles del Guadarrama pero prendió hasta tal punto entre las devotas y devotos locales que hoy la figura de la mártir gallega sigue presidiendo las fiestas más importantes de la villa, que se Pelebran con su onomástica, el 22 de mayo. Pueblo de canteros, leñeros y ganaderos, Alpedrete rinde también culto al toro, que fue huésped de sus dehesas. Llegada la fiesta de Santa Quiteria y trasladada la efigie desde su ermita al templo parroquial, los vecinos dé Alpedrete encierran, lidian y luego se comen a su tótem -.en churrasco o en caldereta.

El animal totémico de la santa Quiteria de Alpedrete es un perro canelo que lleva un peine en la boca; el can se vincula con la protección que la mártir dispensa a los enfermos de la rabia. Lo del peine no se lo explica muy bien don Florentino, elpárroco cronista, aunque podría estar justificado por la negra y frondosa cabellera pintada que luce la santa.

Las otras fiestas de Alpedrete se celebran con la Virgen de agosto, y resultan menos íntimas y tradicionales, más bulliciosas y verbeneras por la concurrencia del elemento veraneante pero ni los veraneantes ni los escombros que rellenan las viejas canteras pueden tapar las señas de identidad de Alpedrete, unas señas que se renuevan con iniciativas como la tomada por una asociación de mujeres de la villa, que tras haber rastreado en las tradiciones a la búsqueda, infructuosa, de un traje típico, acabaron creando uno nuevo, un modelo de diseño basado en los colores del escudo local. Traje muy alabado, incluso imitado en otros pueblos cercanos.

Además de los veraneantes y nuevos residentes, en Alpedrete en particular y en el Guadarrama en general se registra la presencia de inmigrantes magrebíes contratados en la construcción. En la cantina de la estación, un obrero marroquí pega la hebra con dos veteranos pastores que departen sobre las dificultades de conducir ganado entre carreteras y urbanizaciones.

El inmigrante les cuenta cómo sus compañeros y él compraron unos días antes un temero en una dehesa cercana para sacrificarlo conforme a la ortodoxia musulmana y comér sólo al aire libre. Ágape interrumpido por una pareja de la Guardia Civil que les pidió sus papeles y los de la res, sin que el incidente pasara a mayores.

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