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El Celta tardó cinco minutos en abrir la portería del Tenerife

La Liga tuvo un detalle pon el Celta. Así de piadoso se mostró, el campeonato con un equipo que no pudo llegar a la final de Copa y que ayer lo concedió una jornada de tranquilidad y goles, algo que parece que hacía un siglo que no ocurría. El Tnerife fue un rival dispuesto a proponer fútbol y el Celta aprovechó la coyuntura para rendir un pequeño homenaje a una afición que no gana para disgustos. Mazinho y Mostovoi se convirtieron por encima de toso en dos futbolistas enormes a los que ayer se enganchó el Celta para restañar las heridas de la eliminatoria copera frente al Betis y devolver cierta tranquilidad a una temporada en absoluto resuelta.Fue un partido amable, nada que ver con lo del miércoles en la Copa. Como un torneo veraniego por contagio del buen tiempo. La Liga no motiva a ninguno de los dos equipos; en el caso del Tenerife porque está a pocos, días de hacer historia en la UEFA, y en el del Celta porque éste es un torneo que tenía olvidado y no le promete más que sufrimiento. El Celta tardó cinco minutos en descubrir el punto débil del Tenerife. Mostovoi calculó un córner y colocó un balón en la cabeza de Merino. El capitán celeste sólo tuvo que empujar. El gol puso al descubierto de paso, las dificultades de la defensa, tinerfeña en los balones altos. Así que en adelante el Celta insistió en bombardear con globos, la portería de Ojeda que el Tenerife despejó con angustia.

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El Tenerife se empequeñeció en el segundo tiempo porque Mazinho y Mostovoi comenzaron a coser fútbol: el brasileño a robar balones y el ruso a llevarlos hasta Ojeda. El enorme partido, de Mostovoi cubrió de sospechas la acción más comentada en Vigo de la eliminatoria de Copa: su polémica destitución. Santos es ahora un técnico que la grada examina con lupa, y el uso que ayer hizo del banquillo puso. de uñas a Balaídos. Pero sobre el campo seguía el internacional brasileño, que cerré el marcador con un gol espectacular, el segundo que consigue en la Liga española. De volea, desde fuera del área, en una jugada que él mismo inventó al robar un balón, imposible. Un gol para recordar.

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