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MUNDIAL 98 - FASE DE CLASIFICACIÓN

Yugoslavia se encuentra la victoria

Milosevic, en el último minuto, deshizo el empate frente a la República Checa

En el último aliento, cuando la República Checa no le quedaba ni una gota de oxígeno, Yugoslavia encontró la victoria. No había acumulado demasiados méritos, sometida a las acometidas de unos futbolistas, los checos, que se dejaron la vida en el envite, pero se llevaron el triunfo. El resultado, el que no quería la selección española, multiplica la trascendencia de una fecha marcada en rojo desde hace tiempo en el calendario de Clemente: el 30 de abril. Ese día, en Belgrado, Yugoslavia y España se jugarán la primera plaza del grupo. Las necesidades de la República Checa, forzada como estaba a conquistar la victoria, la hicieron salir acelerada, a un ritmo exagerado, sin espacio para la pausa y la reflexión. Yugoslavia entró al trapo. La cuestión degeneró en un encuentro incontrolado y brusco. El paisaje resultaba desolador Pira el fútbol: los jugadores estaban más en el suelo que de pie y la pelota más tiempo parada que en circulación.El bando, local se sintió beneficiado por el rumbo del partido. Tenía más el balón, pisaba más el terreno enemigo y era capaz de construir más ocasiones de gol. Pero no le sirvió de mucho. Porque sus delanteros enviaron todos los remates francos a las manos de Kralj. Y porque a Yugoslavia, en cambio, le bastó una simple falta para marcar.

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La República Checa salió disparada en la segunda parte, a vaciarse por la causa. A Yugoslavia le convenía bajar la temperatura del juego dormir el balón. Aguantó cómo pudo.

Los yugoslavos lo pasaron mal. Arrinconados en su área y sometidos a más ataques de los aconseiables. Los checos iban perdiendo aire y Mijatovic y compañía empezaban montar contragolpes venenosos. Alcanzada la media hora de la segunda mitad, cuando los checos parecían agitar a punto de bajar los brazos, Bejbl enganchó un rechace en la frontal y pegó a la pelota con toda el alma. Pero a los checos ya no les quedaba fuerza para más. Y Yugoslavia, cuando parecía que daba por bueno el resultado, en el último suspiro, se encontró la victoria. El resultado que no quería España, Belgrado tiene la última palabra.

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