Cara de satisfacción
Más atrás. La calidad de los hombres del Tenerife con el balón controlado aconsejaron a Capello retrasar la línea defensiva hasta el borde de su área después de que Illgner tuviera que despejar fuera de su parcela algunos envíos en profundidad. Se acabaron los problemas.Desconocido. Un Tenerife desconocido imprimió a su juego una lentitud desesperante. Habituado a practicar un fútbol veloz y lleno de imaginación, se limitó a no asumir excesivos riesgos en la posesión del balón. Sus dos centrales se aburrieron de pasarse el balón uno a otro.
Sin ritmo. Sanchís y Milla no pudieron mantener el fuerte ritmo de la segunda mitad debido a su ausencia en las alineaciones. Aunque defensivamente se mostraron con la solidez de siempre, les fue imposible incorporarse en las acciones ofensivas en apoyo de los delanteros. El parche resultó de lo más eficaz.
Zé Roberto. A los brasileños, ya sólo por su condición, se les supone un gran dominio técnico. Así que bastaba verle si además reunía esas otras condiciones que hacen más grande a un jugador. Su velocidad es enorme, no está exento de imaginación y hace galas de unas grandes dosis de voluntad. Aunque, ¿quién no la tiene con Capello?
Satisfacción. Raúl no se lamentó demasiado por su falta de acierto ante la portería. Su puño cerrado y su cara de satisfacción al término del partido reflejaban la importancia de este empate que además va en consonancia con el de sus perseguidores. Aunque la situación en la tabla permanece igual, cada vez quedan menos puntos por disputar.
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