Guilherme, a la grada

Será el de hoy el partido de los ausentes.O de los castigados. Porque el Rayo, como su rival, también tiene el suyo. E ilustre. El pasado domingo, en el encuentro ante el Betis, Guilherme hizo un gesto despectivo hacia la grada, que le reprochaba un error. Posteriormente, ya en el vestuario, mantuvo una acalorada discusión con varios directivos. Todo ello llevó al club a multarle con dos millones de pesetas.Pero Máximo Hernández, el nuevo técnico, el tercero de la temporada, ha debido considerar que no bastaba con esa sanción. Que era imprescindible dar un escarmiento al jugador. Y le ha dejado fuera de la convocatoria. Las explicaciones del entrenador no se salieron del guión habitual en estos casos: "He hablado con él y le he tranquilizado. Ha trabajado bien y sabe que la próxima jornada volveré a contar con él. Está dolido, pero no debe preocuparse" Si sigue en esta línea, jugará, porque es un hombre muy importante para el Rayo Vallecano".Guilherme acató la decisión del técnico. Lo hizo de mala gana, por supuesto, pero estuvo conciliador. No levantó el tono y reiteró en varias ocasiones que el entrenador tiene todo el derecho a prescindir de él. "Si cree que no debe convocarme" dijo "tendrá sus motivos. Soy un simple jugador que está ahí para que cuente conmigo. Me jugaría la vida para poder actuar frente al Atlético. Pero la decisión es del entrenador".

No entró Guilherme a valorar las razones del técnico. Volvió a pedir disculpas a la afición, ya lo hizo el pasado lunes, y aseguró que era consciente de su error. "Pero hay pocos que disfruten tanto del fútbol como yo. Por eso me apena la situación. Y más aún teniendo en cuenta que estoy mejor que nunca".